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5 actividades al aire libre que rebajan tu estrés diario

¿Cuántas horas a la semana pasas entre cuatro paredes? ¿No crees que tu mente se merece un respiro? Para bajar los niveles de estrés, no hay nada como salir al exterior y expandir el cuerpo y la mente. Aprovechando la cercanía del Día de los Parques Naturales (24 de mayo) Hoy queremos proponerte 5 actividades al aire libre muy diferentes entre sí. 

Unas puedes ponerlas en práctica hoy mismo y otras requieren algo más de planificación, pero todas ellas te ayudarán a mantener el equilibrio que necesitas para el día a día.

¿Quieres empezar a aprovechar los beneficios de las actividades outdoor

Sigue leyendo y elige la que más te apetezca.

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Actividades al aire libre: estas son sus ventajas

No es lo mismo caminar sobre la cinta de un gimnasio que salir a dar un paseo al monte. Tampoco es lo mismo pedalear en el salón de tu casa o hacerte unos kilómetros en bici al lado del río.

¿Por qué?

Pues porque a los beneficios propios de cada actividad tenemos que sumarle los de salir al aire libre. Estar en contacto con la naturaleza y los elementos, 

  • te ayuda a desconectar de los problemas cotidianos
  • favorece la concentración
  • rebaja la ansiedad
  • promueve la socialización
  • aumenta los niveles de vitamina D
  • relaja los ojos y mejora la capacidad visual

¿Seguimos enumerando ventajas? Creemos que no hace falta. Como ves, hay muchas razones para programar salidas al aire libre. Si puedes a diario, mejor. Y si no, resérvate algún fin de semana para ir a visitar distintos paisajes. 

Puedes aprovechar que en el mes de mayo, el día 24, se celebra el Día Europeo de los Parque Naturales. Una posibilidad estupenda para salir a conectar con la naturaleza y, a la vez, acercarte más a tu yo interior.

Toma nota de estas 5 actividades al aire libre que te ayudarán a recuperar el equilibrio.

Si estás notando que el estrés diario comienza a ser un problema, aquí tienes algo que te puede servir para manejarlo mejor: tan sencillo como reservar tiempo para salir al aire libre. Te proponemos distintas opciones.

Por cierto, si quieres profundizar más en qué es el estrés y cómo prevenirlo, aquí te lo explicamos con más detalle. 

1. Caminar, lo más sencillo del mundo

Si estás en un entorno urbano, trata de coger el coche lo mínimo posible. Utilízalo solo para cuestiones en las que sea imprescindible. Para todo lo demás, tus pies son el mejor vehículo. 

Caminar es un ejercicio sencillo, que no necesita equipamiento especial ni que estás todo el tiempo manteniendo la concentración, por eso puedes dejar que tu mente desconecte un rato y se recupere de la presión diaria y del cansancio.

Un paseo diario, aunque sea media hora, puede marcar la diferencia en tu día a día.

Y si tienes la suerte de tener la naturaleza cerca, aún mejor. 

Verás que un paseo diario enseguida se convierte en parte de tu rutina, un “oasis” mental, un tiempo propio que te sacude el estrés y te ayuda a mantener el equilibrio mental necesario en tu vida.

Caminar a diario es cuestión de hábito, créenos. Si no tienes la costumbre, puede que el primer día, un kilómetro te parezca un mundo. En una semana ni te lo piensas. Al menos ¡pruébalo!

2. Sal y llévate un libro

Es otra actividad que no requiere mucha preparación. No necesitas más que reservar un poco de tiempo libre, seleccionar la lectura y salir a que te dé el aire.

¿Que puedes irte a la playa, a un bosque, a la cima de un acantilado? Tanto mejor. Pero si no puedes, basta con que vayas a un parque o cualquier zona arbolada cerca de tu casa.

La lectura en espacios exteriores es muy gratificante. Al principio puede que te distraigas un poco más con los ruidos o la gente que pasea a tu alrededor, pero verás cómo pronto desconectas y te sumerges en la historia que hayas elegido.

Tu mente agradecerá ese rato de relajación al aire libre.

3. Relájate practicando yoga

Otra posibilidad es hacer ejercicio al aire libre. Para que nuestra recomendación sea lo más amplia posible, vamos a sugerirte ejercicios de bajo impacto que puede hacer casi todo el mundo, salvo contraindicaciones.

El yoga, por ejemplo, es una buena opción. Hay muchos estilos, más y menos exigentes físicamente. Como hoy lo que queremos es darte sugerencias para rebajar el estrés, pensamos que podrías empezar con el Hatha Yoga, que es una variedad suave con la que puedes ir aprendiendo a sentir cada parte del cuerpo.

Simplemente con eso, la concentración aumenta, la mente se relaja y los niveles de ansiedad disminuyen. Además, sirve para ayudarte a desarrollar tu autoconciencia.

Prueba a practicarlo en la playa, en un parque o incluso en el balcón de tu casa. Verás cómo tu mente lo agradece.

4. Descubre las aves

A muchas personas les encanta observar pájaros. Tanto, que existe lo que se llama turismo ornitológico, viajes a lugares en las que se pueden avistar distintos tipos de aves y que tienen mucha demanda entre los aficionados.

Solo necesitas buen calzado, unos prismáticos y una guía de aves. Además, es una actividad que combina varias:

  • Las caminatas: hay que adentrarse en parajes naturales si se quiere ver a las aves en su hábitat.
  • La observación: el hecho de que tengas que ir en silencio y concentración, ejerce un efecto calmante en la mente.
  • La fotografía: si eres una persona creativa, prueba a ir con la cámara en la mano y trata de captar imágenes únicas.

En España hay lugares privilegiados, parques o reservas naturales con enorme riqueza ornitológica, como Doñana, el Delta del Ebro, Monfragüe y muchos otros.

5. ¿Te animas a dormir bajo las estrellas?

Esto, como es lógico, depende de la época del año y de las circunstancias climatológicas. Pero, si tienes la ocasión, hazlo.

Es una sensación muy especial ir a un lugar sin contaminación lumínica y quedarse a pasar la noche. Si te atreves, duerme al raso. Una hamaca y un buen saco de dormir es todo lo que necesitas si la noche es templada. 

Si no te animas, una opción más sofisticada (y bastante más cara) es hospedarte en un lugar que tenga techos acristalados. Cada vez hay más oferta de este tipo de alojamientos, pensados para disfrutar las noches pero protegidos en una habitación.

Enseguida notarás que el cambio de escenario favorece la desconexión, ejerce un efecto calmante sobre la mente y te ayuda a bajar revoluciones muy rápido.

De entrada, si has tenido suerte con la noche elegida y está despejado, será un espectáculo impagable.

Solo la contemplación de la Vía Láctea es pura magia. Y, si conoces algunas constelaciones, puedes jugar a identificarlas antes de que el sueño te venza.

Otro factor importante es que los ruidos cotidianos son sustituidos por sonidos nocturnos, mucho más relajantes.

Y, por último, al dormir bajo el cielo te unes a los ritmos naturales, regidos por la luz. Despertarte al amanecer y contemplar la salida del sol, es una experiencia que se te quedará grabada.

¿Crees que alguna de estas ideas te puede servir? Ojalá sí.  Gestionar el estrés diario y tener bajo control los niveles de ansiedad, mejorará la relación contigo mismo y te prepara para que emprendas la aventura de desarrollar tu potencial interior.

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Semana Santa: unos días para conectar contigo

Después de un invierno que a algunas personas se les hace demasiado largo, el calendario nos da un respiro. Las vacaciones de Semana Santa son una forma simbólica de dejar atrás los meses más oscuros del año y abrirse a la renovación que trae la primavera. 

¿Ya has hecho tus planes para esta Semana Santa? En vacaciones, todos procuramos hacer cosas diferentes y dedicar tiempo a esas actividades para las que no encontramos hueco en la vida diaria.

¡Hay que aprovechar para cargar pilas! Te proponemos que esta vez, dediques esos días a reconectar contigo.

Tanto si tienes una idea en mente como si esos días son un folio en blanco, ahí va una propuesta: haz algo que te llene por dentro y te aporte el equilibrio que necesitas.

¿Quieres ver algunas ideas?

 

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¡Días de vacaciones! ¿Qué necesitas hacer esta Semana Santa?


Muchos tenemos por delante unos días de descanso reservados en el calendario. Si es tu caso, ¡enhorabuena! Es el momento ideal para bajar revoluciones, detener la actividad y sosegarse un poco. 

La vida cotidiana puede ser muy exigente: horarios rígidos, jornadas largas y poco tiempo para el autocuidado. 

Tener vacaciones, aunque sean mini, nos da la ocasión de frenar el cuerpo y la mente. Si utilizamos bien ese tiempo, podemos recuperar el equilibrio y reforzar la conexión con nosotros mismos. 

Por eso lo más importante que debes hacer antes de decidir qué vas a hacer esta Semana Santa es preguntarte: ¿qué te piden tu cuerpo y tu mente? 

Seguramente tienes algunos compromisos: planes familiares, de pareja, con amigos… En la medida que puedas, no te dejes arrastrar o te apuntes “por defecto”, o porque es lo que toca hacer. 

Piensa que tu tiempo es valioso, y que lo más importante es que lo utilices con plena consciencia. Eso es lo que le dará sentido y profundidad.

Date un momento para la introspección. Si ya has empezado a desarrollar tu autoconciencia y la observación de tus deseos, emociones y pensamientos, podrás averiguar qué necesitas de verdad.

5 planes de reconexión para una Semana Santa diferente


¿Puedes tomarte días libres y salir de viaje? ¿O vas a quedarte en tu entorno? 

Sabemos que hay circunstancias muy diferentes, por lo que hemos querido presentarte distintas posibilidades para ayudarte a planificar una Semana Santa diferente, que encaje al 100% en tu momento personal.

1. Viaja sin compañía

Si nunca lo has hecho, a lo mejor es el momento. Muchas personas no se atreven a viajar solas porque creen que van a tener más dificultades, o se van a aburrir, o tienen miedo de no saber resolver situaciones.

Para quien nunca lo ha experimentado, está claro que supone salir de la zona de confort, pero merece la pena probarlo.

  • Los sentidos se despiertan más y pones atención en cosas que, si no, pasarían desapercibidas.
  • Socializas con personas diferentes, hay más viajeros como tú deseando conocer gente.
  • Experimentas otras sensaciones: más libertad, más silencio, más conexión.

El primer viaje en solitario es inolvidable. Y con el tiempo ganarás confianza, seguridad y… ganas de repetir.

2. Redescubre la naturaleza

Tanto si sales de tu lugar habitual como si te quedas, una opción estupenda es dedicar esos días a conectar con el entorno natural.

Caminar es una de las actividades más sanas y sencillas. No necesitas un gran equipamiento, más allá del calzado adecuado y una pequeña mochila con las cosas básicas. 

Si te atreves a más, puedes salir a correr o hacer una excursión en bicicleta. La cuestión es pasar unas horas en la naturaleza, respirando aire puro y en contacto con el aire y el sol.

¿Cómo puedes sacarle el máximo partido a la experiencia? Párate y contempla los paisajes, fíjate en los detalles. Disfruta de una cascada, un bosque, las vistas desde un acantilado o una puesta de sol.

La observación de lo que tienes alrededor te ayudará a serenar la mente y desconectar del ruido interior. 

3. Aprende algo nuevo

¿Y si aprovechas para apuntarte a algún taller para descubrir habilidades nuevas? Seguro que, si buscas cerca de ti, encuentras actividades que te motivan.

Hay talleres exprés, en los que en pocos días puedes aprender cosas tan diferentes como escritura creativa, danza y expresión corporal, artesanías, alimentación consciente…

¿Eres de esas personas a las que les encanta aprender? Esta Semana Santa puede ser el momento de apuntarte a alguna actividad que te relaje y te llene.

4. Lee sin mirar el reloj

Para esto no tienes ni que salir de casa, solo marcarte tiempos tranquilos en los que puedas disfrutar de tener un libro en las manos y sumergirte en la lectura.

¿Cuánto tiempo hace que no te sentabas a leer sin medida, solo por placer? Quizá, demasiado. 

No nos alcanza un solo post para enumerar los beneficios de la lectura. Nos quedamos con que nos ayuda a mejorar la concentración, estimula la empatía y la imaginación, nos saca de la realidad cotidiana para transportarnos a otras formas de entender el mundo.

Elige bien tus lecturas para esta Semana Santa y date tiempo para devorar libros que te pueden ayudar a conectar contigo.

5. Descansa ¡mucho!

A veces, lo que uno necesita es tan sencillo como eso: parar las máquinas y descansar. 

Y es que muchas veces los problemas que podamos detectar vienen de llevar una vida demasiado acelerada un día, y al otro, y al otro…

Para nosotros es importante la conexión con el aquí y el ahora, dedicar tiempos a la autoexploración, tener consciencia de nuestras emociones y pensamientos… 

Pero es difícil cuando llevamos un ritmo de vida vertiginoso y, sencillamente, el agotamiento pone a prueba nuestra resistencia física y mental.

Si piensas que es momento de cambiar esa dinámica, esta Semana Santa puede ser el punto de inflexión. Y lo primero es que descanses para recuperar tanto el cuerpo como la cabeza.

Luego, si te apetece, puedes embarcarte en una de nuestras experiencias transformadoras, que te ayuden a comenzar a vivir desde un planteamiento diferente.

 

Tienes por delante unos días maravillosos. Decidas lo que decidas, hagas lo que hagas, esperamos que te aporten descanso, equilibrio y reconexión. ¡Disfrútalos!

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¿Qué es la astenia primaveral y cómo combatir sus síntomas?

Llega la primavera y… “la sangre altera”. :) Presta atención a tu cuerpo y a tu mente, porque muchas personas notan alteraciones en su estado emocional y físico con el cambio de estación. ¿Te ocurre a ti también? Posiblemente estés notando síntomas de astenia primaveral.

No hay que alarmarse porque esto es un estado transitorio. Quizás notas que te falta energía, que te mueves con más dificultad, que la cabeza te pesa y que te concentras peor. En definitiva, tu estado de ánimo decae… 

Y no entiendes muy bien por qué.

Eso que te sucede tiene una explicación y un nombre. Y, además, existen formas naturales de mejorar los síntomas. Depende de ti.

Por eso, hoy vamos a hablarte de la astenia primaveral, de cómo identificarla y cómo hacerle frente.

Pero antes de empezar queremos recomendarte dos artículos que seguro te ayudarán a trabajar estos síntomas:

  1. Descúbrete a ti mismo.
  2. Crecimiento personal: aprende a ser la mejor versión de ti mismo.

Qué es la astenia primaveral: estos son los principales síntomas


La astenia primaveral es un estado de cansancio generalizado que afecta tanto al cuerpo como a la mente. Los síntomas más comunes son: debilidad, fatiga, falta de concentración, cambios en los patrones de sueño, alteraciones en el apetito…

Se trata de un conjunto de sensaciones que hacen que nos sintamos más decaídos de lo normal.

En la mayoría de los casos, cuando la astenia se relaciona con este cambio de ciclo anual no existe motivo de preocupación. Son manifestaciones leves que van desapareciendo según pasan las semanas. Recuerda, es transitorio.

Si no fuese así, conviene estar alerta. La astenia mantenida en el tiempo y cuya intensidad no remite, puede tener causas orgánicas que sería conveniente consultar con un especialista. 

Pero no hay que alarmarse sin necesidad. Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, se trata de una astenia estacional que podemos manejar de manera sencilla. 

Lo importante es conocer los síntomas y unos cuantos consejos prácticos, para que durante esas semanas tu calidad de vida no se vea muy alterada y puedas disfrutar de la nueva estación lo máximo posible. El sol vuelve y es una fuente de energía natural para las personas. 

 

 

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¿Cómo combatir la astenia primaveral? Te damos estas 5 claves


Es posible aliviar los efectos de la astenia primaveral de forma sencilla, simplemente tomando nota de algunos consejos básicos.

Muchos de ellos son conocidos y te van a parecer muy lógicos. Lo importante es llevarlos a la práctica con la consciencia de estar actuando en el momento presente, manejando las herramientas que están en tu mano y activando tu potencial para mejorar y alcanzar tu propio bienestar.

¿Tomas nota?

1. Préstate atención

Es lo primero y más importante, porque de esa manera podrás ser consciente de qué cambios se están produciendo, cuáles son tus sensaciones o cómo está afectando este período a tu salud emocional.

Si no estás familiarizado con la autoobservación, quizá te resulte más complicado identificar qué te está ocurriendo y valorarlo de la manera correcta. Por ejemplo, muchas personas que sufren astenia primaveral dicen que “están de bajón” o que de pronto tienen “el ánimo por los suelos”.

En cambio, quienes están acostumbrados a observarse, porque han interiorizado la importancia de desarrollar la autoconciencia, son capaces de matizar más. Perciben cambios más sutiles y son capaces de verbalizarlos: describen con mucha más precisión cómo se sienten. 

Identificar los síntomas es el primer paso para comenzar a gestionarlos.

2. Prioriza el descanso

Para recuperarse de esa sensación de cansancio es importante dormir un número suficiente de horas. Y, además, tener un sueño de calidad.

Puede que esto no resulte fácil. Muchas personas se encuentran con que, a pesar de sentirse cansadas durante todo el día, cuando llega la hora de irse a la cama no logran conciliar el sueño. Y cuando por fin lo logran, no es tan reparador como esperaban.

Precisamente uno de los síntomas que la astenia primaveral puede provocar es la alteración del patrón de sueño.

Si esto ocurre, trata de mantener tu rutina de sueño igualmente. Y, además:

  • controla el uso de dispositivos móviles
  • no duermas siestas largas
  • modera el café y no tomes alcohol antes de dormir
  • prepara cenas ligeras 

Y, sobre todo, que no cunda el pánico. La ansiedad por dormir es el pez que se muerde la cola: cuando no duermes aparece el nerviosismo, y los propios nervios no te dejan dormir… 

Si no hay ninguna patología, pasará a medida que todo tu organismo se vaya reequilibrando.

3. Haz ejercicio moderado

Aunque no sea lo que te está pidiendo el cuerpo, es muy recomendable tratar de activarse y dedicar un tiempo al día a algún tipo de actividad física.

No hacen falta grandes esfuerzos, basta con algo de ejercicio moderado como salir a dar un paseo y caminar durante, al menos, media hora.

Solo con eso, notarás que:

  • descansas mejor por las noches
  • manejas mejor el estrés
  • mejoras tu estado de ánimo

Todos sabemos que, al hacer ejercicio, se liberan hormonas importantes, como la serotonina, la dopamina o las endorfinas, fundamentales para el bienestar físico y mental.

Por ello, con un ejercicio moderado no sentirás más cansancio, sino todo lo contrario.

4. Hidrátate y come bien

El cambio de ciclo marca también un cambio de tendencia en la alimentación. Durante el invierno solemos preparar comidas más calóricas, que pueden resultar un poco pesadas a medida que la temperatura se va haciendo más agradable y necesitamos menos “combustible” para el funcionamiento diario.

Por eso, es momento de pasar progresivamente a una dieta más ligera y dar prioridad a los alimentos de temporada, aumentando el consumo de frutas, verduras y ensaladas. Lo importante es que tu nutrición sea buena.

Y eso, sumado a los consejos para una alimentación sana que son válidos para todo el año, por ejemplo:

  • mantener un consumo moderado de cafeína
  • reducir o eliminar el alcohol
  • controlar las grasas y aumentar la fibra
  • evitar los alimentos ultra procesados
  • dejar el azúcar para ocasiones excepcionales

Otro punto importante es ingerir una cantidad adecuada de líquidos para mantener el cuerpo hidratado. 

¿Y cuánto es “una cantidad adecuada”? Aunque se suele generalizar y decir que hay que beber dos litros de agua diarios, la realidad es que depende de muchos factores, empezando por el peso corporal o la cantidad de masa muscular.

Además, no solo se trata de beber agua. Aumentar el consumo de frutas, prepararse una infusión entre horas o incluir caldos ligeros en las comidas, es otra forma de aumentar la hidratación de manera natural.

5. Busca actividades que te motiven

Los tiempos de ocio son importantes, porque nos mantienen motivados y aumentan nuestra percepción del bienestar.

Por tanto, trata de mantener un nivel razonable de actividad, preferiblemente orientado a aquellas que te resultan más placenteras: es el momento de prestar atención a tus hobbies o, incluso, tratar de encontrar nuevas actividades que supongan una inyección de motivación.

Una clave extra: acepta tu estado de astenia primaveral


No pasa nada por encontrarse un poco peor de lo habitual, siempre que sea un estado puntual. Cuando sabes lo que ocurre, y que esta sensación se explica con la alteración hormonal y química del cambio de ciclo que estás viviendo, puedes quitarle hierro y sobrellevarla mucho mejor. 

Lo más probable es que tu astenia primaveral vaya remitiendo poco a poco y, cuando te des cuenta, hayas recuperado tu vitalidad habitual. Pero con algo extra: tendrás la satisfacción de haber sabido gestionar ese estado y tu autoestima se verá reforzada. 

Cuando aceptas lo que te ocurre, puedes elegir otro estado anímico: la motivación. Recuerda que tú mismo eres tu fuente de bienestar, incluso con síntomas claros de astenia primaveral. 

 

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¿Por qué desarrollar tu autoconciencia?

¿Has mirado alguna vez tu interior de forma consciente? Es un ejercicio de lectura de nuestros deseos, objetivos, pensamientos y emociones para tomar conciencia de quién somos y hacia dónde vamos: es un ejercicio de autoconciencia.

Se trata de conocer cómo nuestras emociones afectan a prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, empezando por nuestro estado de ánimo, hasta nuestro rendimiento, pasando por la forma de relacionarnos con el resto de personas o las decisiones que tomamos. Nuestras emociones condicionan nuestro día a día, por eso es fundamental tener autoconciencia y aprender a entenderlas para gestionarlas.

En este artículo vamos a profundizar en el concepto de autoconciencia, en por qué es importante que la practiques y en cómo puedes tomar conciencia de tus sentimientos y emociones. Es una de las claves del éxito y fundamental en la inteligencia emocional, ¿quieres saber más?

¿Qué es la autoconciencia?

Para empezar a hablar sobre qué es la autoconciencia vamos a recuperar una frase de Daniel Goleman, el padre de la teoría de la inteligencia emocional: “La autoconciencia implica comprender en profundidad las emociones, los puntos fuertes, las debilidades, las necesidades y los impulsos de uno mismo”.

La autoconciencia nos ayuda a entender quiénes somos a través de cómo sentimos. Es fundamental que conozcamos nuestras emociones para saber cuáles son nuestras fortalezas, debilidades y objetivos vitales para llegar a lograr un desarrollo personal que nos conduzca al bienestar.

Lo contrario a la autoconciencia es dejarnos llevar por nuestras emociones. Cuando esto ocurre, sentimos un secuestro emocional, no logramos entender qué nos pasa o por qué reaccionamos de cierta manera puede ocurrirnos que nos frustremos y nos invada la tristeza o la apatía.

Esto ocurre porque estamos acostumbrados a una rutina que nos desconecta de nosotros mismos. Vivimos en una zona de confort donde conocemos solo algunos de los sentimientos y no nos miramos más en profundidad. Funcionamos en nuestra rutina como si tuviéramos puesto el piloto automático.

La autoconciencia es salir de esa zona de confort, y buscar entre nuestras emociones lo que verdaderamente sentimos; dejamos de pulsar el piloto automático para hacer un ejercicio de conciencia plena sobre nosotros mismos.

¿Cómo tomar conciencia de uno mismo?

Ahora que ya entiendes lo que es la autoconciencia y estás convencido de que puede ayudarte a mejorar tu bienestar, te vamos a contar algunos ejercicios que puedes hacer para empezar a tomar conciencia de tus emociones, sentimientos y objetivos vitales.

1. Lo más importante de todo es no ignorar ninguna emoción, por muy insignificante que te pueda parecer. Todos los sentimientos y emociones nos transmiten un mensaje y, para poder descifrarlo, tenemos que aceptar esa emoción y mirarla desde el reconocimiento. Un ejemplo podría ser todas las emociones que se esconden tras lo que entendemos, simplemente, como enfado; puede ser envidia, por ejemplo.

2. Elabora un diario emocional en el que apuntes todas las emociones que has experimentado a lo largo de tu vida y relacionarlas con las situaciones en las que te has sentido de esa forma concreta. Escribir te ayudará a dedicar unos minutos al día a mirar hacia tu interior y esforzarte por conocerte mejor.

3. Dedica tiempo a descubrir cómo te afectan tus emociones y sentimientos en tu día a día. ¿Crees que te frenan en tu rendimiento? Es posible que, en ocasiones, puedas sentirte más motivado, y en otras más retraído, por ejemplo. Descubre cómo te afecta cada una de estas emociones a tu vida tanto personal como laboral.

4. Descubre cuáles son tus valores. Estos son los que condicionan tu comportamiento y te ayudan a crear tu propia personalidad. Los vas adquiriendo a lo largo de toda tu vida y, aunque pueden variar, es recomendable que los conozcas bien porque actuar acorde a ellos te hará sentir mayor bienestar.

5. Explora cuáles son tus objetivos. De la misma forma, es importante observar cuáles son tus verdaderos objetivos. No aquellos que te propones para, de alguna forma, seguir adelante, sino cuáles son tus objetivos vitales más profundos. Quizás ahora buscas lograr una estabilidad económica, y puedes entender eso como tu objetivo. Sin embargo, con la autoconciencia puedes descubrir que tu verdadero objetivo es poder dedicarte a aquello que te apasiona; formar una familia o viajar por todo el mundo.

Conocer todos estos aspectos personales de tu vida te ayudarán a tener una vida más plena porque conocerás tus emociones y podrás redirigirlas hacia tus objetivos. Por poner un ejemplo, si te encuentras triste pero no sabes por qué, lograrás descubrir la razón que te hace sentirte de esta forma y decidir qué tienes que cambiar en tu vida para eliminar esa emoción. Está en tus manos y en tu autoconciencia ser más feliz.  

¿En qué nivel de autoconciencia te encuentras?

Por supuesto, tomar conciencia de uno mismo no es cuestión de poco tiempo. Es un proceso que conlleva ir subiendo escalones, a veces retroceder porque nos hemos equivocado o nos cuesta seguir adelante, eliminar algunos prejuicios que tenemos muy interiorizados y deshacernos del miedo a lo que pueda significar lo que sentimos.

Este proceso cuenta con una escala de siete etapas de autoconciencia, según Claude Steiner. ¿En cuál te encuentras tú?

  • Etapa 1: Embotamiento emocional. En esta primera etapa de autoconciencia la persona cree no tener ningún sentimiento diferente. Sin embargo, no puede controlar sus reacciones fisiológicas por lo que el resto de personas pueden percibir algunas de sus emociones. Por ejemplo, la preocupación por su expresión facial.
  • Etapa 2: Sensaciones físicas. En esta segunda etapa, la persona empieza a tomar conciencia de cómo reacciona, pero todavía no logra unir esas reacciones a una emoción concreta. Es consciente de sentirse inquieta, nerviosa, desubicada…
  • Etapa 3: Caos emocional. La persona es consciente de estar sintiendo una reacción emocional pero todavía no sabe exactamente qué es lo que le ocurre. Es capaz de detectar que hay una emoción, pero no de clasificarla ni ponerle una etiqueta. Siente que no se encuentra en el estado emocional habitual, pero no sabe decir qué le ocurre.
  • Etapa 4: Diferenciación. Este es el momento en el que la persona ya es consciente de sus emociones básicas y con la intensidad con la que las siente. Siguiendo con el ejemplo, sabe detectar que tiene miedo, pero no que ese miedo está provocado por la preocupación.
  • Etapa 5: Causalidad. En esta quinta etapa la persona es totalmente consciente de la causa de sus emociones y los acontecimientos que esto desencadena. Sabe detectar que está preocupada, el por qué y cómo le está afectando esto en su día a día.
  • Etapa 6: Empatía. En este punto la persona puede abrirse por completo con el resto de personas, hablar de sus emociones y detectar también las del resto de personas.
  • Etapa 7: Interactividad. Es capaz de detectar cómo influyen las emociones en las relaciones con el resto de personas y en su relación intrapersonal. Es plenamente consciente de sus emociones y cómo interactúan estas con la forma en la que se comporta.

Así, cuando llegues a este nivel máximo de autoconciencia podrás actuar en relación a tus valores, entender el por qué de tus emociones y reacciones, gestionar estos sentimientos que pueden afectar a tu desempeño y tener claras tus metas en la vida. Puedes empezar a trabajar por ser quien quieres ser, ir subiendo escalones y aprender cada día de cómo te sientes.

Una vez logres llegar a este punto, verás fortalecida tu motivación, tu autoconocimiento, tu autoestima, la relación con los demás y habrás emprendido el importante camino del desarrollo personal.

que es la autoestima

Qué es la autoestima y cuáles son los diferentes tipos que existen

La autoestima alta es una de las claves del éxito para los seres humanos. Esta característica se define como “aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo” y, como otros aspectos personales, también se puede ejercitar para mantenerla alta.

Tener una autoestima alta te puede conducir a poder ver los aspectos positivos por encima de los negativos, a reforzar tu personalidad y a querer trabajar por mejorar tus debilidades. Cuando, por el contrario, tienes una autoestima baja, dejas de lado tus fortalezas personales y solo puedes ver la cara negativa, que, por cierto, es subjetiva.

En este artículo vamos a intentar descubrir qué es la autoestima, cómo se crea y por qué nos puede afectar en nuestro día a día. Además, vamos a conocer más allá del concepto y veremos cuáles son los tipos de autoestima. Descubre cómo identificar tus fortalezas y ver en ti los aspectos positivos para reforzarla.

¿Qué es la autoestima?

Para definir qué es la autoestima tenemos que conocer también otra idea fundamental: qué es el autoconcepto. Aunque son nociones diferentes, una afecta a la otra de manera directa. El autoconcepto es la idea mental que tenemos sobre nuestra propia imagen, de cómo somos, pero sin llegar a hacer juicios de valor.

La autoestima, sin embargo, incluye la valoración sobre nuestras características, creamos de forma subjetiva opiniones sobre nosotros mismos desde los lados emocionales e irracionales que tiene todo ser humano.

Por lo tanto, cuando hablamos de la autoestima, nos referimos a la percepción subjetiva que creamos de nosotros mismos en base a nuestro autoconcepto. Juzgamos lo que percibimos y cuando lo hacemos entran en juego nuestro estado de ánimo, motivación o autoconocimiento. Puede ser alta o baja:

  • Autoestima alta: las características principales de estas personas son que tienen confianza en sí mismas y que se consideran emocionalmente estables, pudiendo así vivir de forma sana y equilibrada. Tienden a mantener una actitud positiva ante las adversidades.
  • Autoestima baja: Es una percepción que nos lleva a pensar que no tenemos valía, que nos faltan cualidades o incluso que somos un fracaso. Es una forma subjetiva de autopercepción que nos puede conducir a la negatividad y la falta de autoaceptación.

La autoestima puede afectarnos en diferentes ámbitos de nuestra vida: desde la percepción que tenemos sobre nuestro físico, hasta cómo nos sentimos en los entornos escolares, laborales o entre amigos y familia.

Los 5 tipos

Hay diferentes tipos de autoestima que un ser humano puede experimentar, da igual la edad o el lugar donde viva, es algo que afecta a cualquier persona, aunque sea de forma personal e individualizada.

Existen 5 tipos de autoestima que van más allá de las que habitualmente podemos imaginar, que son la alta y la baja. Vamos a ver cuáles son y cómo se diferencian entre ellos.

1. Autoestima alta estable

La persona con una autoestima alta estable cumple con la definición que hemos mencionado anteriormente. Es alguien que se caracteriza por la seguridad en sí misma, por la capacidad de ver sus cualidades y destacarlas frente a los aspectos negativos. Se le añade el término estable porque esta percepción no cambia, o cambia muy poco, cuando existen factores externos como la opinión de los demás o la forma de reaccionar erróneamente a las situaciones de gran dificultad.  

2. Autoestima alta inestable

En este caso hablamos de personas con una autoestima alta pero que se ven afectadas por los factores exteriores. Se les hace difícil enfrentarse a las críticas o los errores, no toleran los fracasos y dan demasiada importancia a los errores.

3. Autoestima baja estable

Ocurre lo mismo que con la autoestima alta estable, mantienen una autoestima baja y los factores exteriores. Son personas que confían muy poco en sus capacidades, son personas inseguras y tienen el contante pensamiento de que no serán capaces de llevar a cabo un trabajo.

4. Autoestima baja inestable

De nuevo, estamos ante las mismas características que una autoestima alta inestable, pero en este caso, baja. Mejora cuando los factores externos son positivos, como los comentarios, o vive situaciones favorables. Sin embargo, también pueden empeorar mucho cuando estos factores son negativos.

5. Autoestima inflada

En este caso estamos ante una persona prepotente. No es, en absoluto, la definición de qué es la autoestima alta, pues en muchas ocasiones esa superioridad o amor propio excesivo ocultan inseguridad. Generalmente son personas que buscan siempre tener la razón, quedar por encima de las demás, y considerarse mejor que otras personas. Buscan tener reconocimiento para dibujar una imagen positiva sobre ellas.

Como apuntamos siempre, no todas las personas muestran su forma de ser o vivir de la misma forma, y no todos los seres humanos se tienen que ubicar en uno de estos tipos en todo momento. Puedes estar pasando una buena temporada y tenerla alta estable, y que esta cambie a autoestima baja inestable, por ejemplo.

La influencia del autoconocimiento en la autoestima

La definición de la autoestima incluye un concepto que es muy importante: el autoconocimiento. Conocernos a nosotros mismos es fundamental para poder juzgarnos de forma positiva, viendo los aspectos buenos sobre cómo actuamos y no dejando que nos invadan los malos pensamientos.

Es básico para la autoestima que sepamos hacer ejercicios para saber quién somos, qué queremos y cómo nos vemos. Todos los juicios de valor que hacemos sobre nosotros mismos como “no soy capaz”, “no voy a lograrlo”, “tengo un físico que no me agrada”, por ejemplo, son únicamente una percepción crítica sobre nosotros mismos, y eso no permite que podamos ver los aspectos positivos como “he logrado dar un paso adelante, por pequeño que parezca”, “me parece que el pelo de esta forma me favorece”.

A medida que sumamos experiencias la autoestima, además, va evolucionando. Desde que somos niños creamos la forma en la que nos miramos. Desarrollamos así una confianza mayor o menor sobre nosotros mismos que nos afecta en el día a día. En la edad adulta seguimos desarrollándola y vivimos, de la misma forma, situaciones que pueden ayudarnos a reforzar o debilitar nuestra autoestima.

Cómo afecta la autoestima al bienestar del día a día

Como decimos, es una característica que puede ir cambiando a lo largo de los años pero que los expertos apuntan a que es innata. Todos los seres humanos creamos una percepción sobre nosotros mismos y hacemos juicios de valor sobre nosotros mismos.

Gozar de una autoestima alta estable supone una ventaja a la hora del desarrollo personal y del nivel de bienestar. Es un estado en el que te sientes capaz de compartir tus ideas, creas una buena imagen entorno a tu persona y es también la que reflejas hacia el exterior.

De esta forma, es más fácil mantener una actitud positiva, proactiva a los cambios a mejor y dispuesta a escuchar las críticas para mejorar. Ves oportunidades en vez de obstáculos, y aprendes con cada error.

Entender qué es la autoestima es también entender la importancia de la autoexploración interior y trabajar por tener respeto sobre nosotros mismos, la persona en la que nos hemos convertido y la que queremos llegar a ser. Es un cambio que todo el mundo puede experimentar, ¿no lo vas a hacer tú?

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Cómo identificar las emociones propias y reconocer las emociones de los demás

La gestión emocional es una asignatura pendiente para muchas personas. A veces por miedo, otras por desconocer su importancia o por despreocupación, no prestamos a nuestras emociones la atención que merecen. Lo mismo ocurre, en ocasiones, con el resto de personas. Identificar nuestras emociones y las de los demás nos ayudará a disfrutar de mayor bienestar y de relaciones interpersonales más sólidas.

Las emociones son diferentes estados afectivos que experimentamos a lo largo del día y que, a veces, nos cuesta describir. Seguro que sabes qué es el miedo, la tristeza o la rabia, pero, ¿sabrías dibujarla? Estos estados son reacciones a las situaciones que nos rodean, y conocerlas es fundamental para poder gestionarlas.

En este artículo vamos a ver cómo puedes aprender a identificar las emociones, ya sean las tuyas propias con las del resto de personas. Esto te permitirá auto regular tus reacciones, ampliar tu comunicación y profundizar en tus relaciones interpersonales.

¿Cómo identificar las emociones de uno mismo?

Aprender a identificar nuestras emociones en un proceso; un camino en el que vamos también aumentando nuestro desarrollo personal y nuestro autoconocimiento. La conciencia emocional nos ayudará a desarrollar competencias personales y relacionales para mejorar nuestro bienestar.

¿Cómo puedes empezar a identificar tus emociones? Primero de todo tienes que tener en cuenta que no hay emociones malas. Todas cumplen una función vital y no debes negar ninguna. Por ejemplo, el miedo cumple la función de protección, por lo que no es negativo.

Para identificar tus emociones tienes que sincerarte contigo mismo, dedicarte un tiempo y reconocer cómo te sientes sin juzgarte a ti mismo. Estos son algunos de los ejercicios que te proponemos para ello.

  • Escribe un diario de emociones. Igual que apuntas qué te ha ocurrido hoy en un diario, también puedes tomar la costumbre de empezar a apuntar cómo te has sentido durante el día en diferentes situaciones. Por ejemplo: te has encontrado con tu jefe en la oficina y te ha dado más trabajo del que crees que puedes asumir, ¿cómo te ha hecho sentir esto? ¿Cuál es la emoción que reconoces en esa reacción?
  • Mírate al espejo cada mañana y háblate. Deja que las emociones fluyan y que puedas identificar cómo te sientes hoy: triste, alegre, motivado… Después, intenta detectar por qué te sientes así.
  • Medita. Dedícate tiempo a ti mismo, haz aquellas cosas que más te gustan, date un respiro para explorar cómo te sientes. Qué emociones estás sintiendo, repasa algunas de las situaciones que te han hecho sentir bien o mal e intenta identificar cómo te has sentido.

Cuando logras que las emociones fluyan, que se manifiesten sin ningún bloqueo, estás empezando a tener conciencia emocional sobre ti mismo. Una vez puedas identificar las emociones, ya puedes ponerles nombre, etiquetarlas  – miedo, tristeza, ira, alegría… – y analizar en qué situaciones reaccionas de esa manera y cómo lo manifiestas al exterior. Vamos a verlo con un ejemplo.

Te has sentido mal cuando te han dado más trabajo del que crees que puedes asumir, por lo tanto, has sentido rabia. Además, al no atreverte a explicar que no puedes asumir ese trabajo te has sentido frustrado o triste. ¿Cómo lo has expresado? Te han entrado ganas de gritar, de salir corriendo o se te ha acelerado el corazón.

Identificar las emociones de los demás: ¿cómo puedes hacerlo?

Una vez logramos identificar nuestras emociones y reconocerlas, podemos empezar a pensar en cómo podemos hacerlo también con las de los demás. Identificar las emociones del resto de personas depende de la empatía, y está, de la misma forma, muy ligado a la inteligencia emocional.

Para ello es necesario tener en cuenta que la comunicación va mucho más allá de las palabras y que las personas nos comunicamos también con los gestos, la mirada o la postura corporal. Es lo que se conoce como lenguaje no verbal y aprender a entenderlo te abre las puertas a identificar las emociones de otras personas.

Para empezar a reconocer las emociones ajenas tenemos que ser conscientes de cuáles son las reacciones no verbales más comunes a las emociones. Te dejamos aquí algunos ejemplos:

  • El nerviosismo se expresa, por ejemplo, con el movimiento continuo y rápido del pie o de la pierna; mediante gestos como morderse los labios o las uñas.
  • La tristeza se transmite, sobre todo, mediante los ojos y los gestos de la cara: tener la mirada baja, los ojos brillantes, las cejas anguladas hacia arriba, por ejemplo.
  • La alegría se expresa también mediante los ojos, que están más abiertos, los pómulos se elevan y se sonríe.
  • El miedo se expresa mediante una reacción corporal, sobre todo, como puede ser temblando, tensionando los músculos y levantando las cejas. A ello le puede acompañar la reacción de quedarse muy quieto sin poder moverse, por ejemplo.

A la hora de identificar emociones del resto de personas es fundamental trabajar una comunicación que incluya también la escucha activa. Así, lograrás entender mucho mejor qué es lo que tu interlocutor está intentando expresar y podrás reconocer sus emociones.

¿Por qué es beneficioso aprender a identificar las emociones?

Ya sean las propias o las ajenas, identificar las emociones nos ayuda a tener un mejor bienestar y a ver la realidad que nos rodea desde otra perspectiva. La conciencia emocional nos otorga la posibilidad de gestionar mejor las situaciones difíciles a las que nos tenemos que enfrentar, las relaciones interpersonales y nos ayuda a conocernos en profundidad.

  • Las dinámicas de autoconocimiento para reconocer tus emociones te ayudan a descubrir aspectos, características y fortalezas que en las que nunca habías reparado.
  • Es una forma de mejorar también tu autoestima porque te miras sin juzgarte, haces un reconocimiento sincero de tus emociones y tus reacciones sin necesidad de calificarlas como buenas o malas.
  • Te ayuda a tomar mejores decisiones porque te invita a reflexionar sobre qué situaciones sabes gestionar mejor y cuáles prefieres evitar.
  • Te ayuda a mejorar tu autocontrol ante situaciones que te pueden provocar una reacción fuera de lugar, ya sea mediante una emoción agradable, como puede ser una alegría desmesurada por un hecho indiferente, así como con emociones desagradables, como, por ejemplo, la ira.
  • En cuanto a las relaciones interpersonales, ya hemos hablado de ello anteriormente, ayuda a que sean más profundas, con una mejor comunicación y contribuye a evitar conflictos. En el caso de que los hubiera, además, ayuda que sean más fáciles de gestionar.
  • Aprenderás a desarrollar empatía e inteligencia emocional, lo que te será muy útil en todos los aspectos de tu día a día.

Recuerda que para empezar a identificar emociones propias y ajenas tienes que empezar por dejarlas fluir sin juzgarlas. Una vez hayas detectado cuáles son, puedes ponerles nombre, categorizarlas, y entonces buscar de dónde viene esa reacción emocional.

Identificar las emociones te ofrece la llave para muchos aspectos que te llevarán al desarrollo personal, pero también profesional. No dejes que las emociones controlen tu vida, reconócelas, aprende a gestionarlas y utilizarlas para llegar a cumplir tus objetivos vitales.

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Relaciones interpersonales y autoconocimiento: ¿qué es la Ventana de Johari?

La forma en la que nos relacionamos con otras personas está condicionada por las impresiones que nos hacemos de otras personas y la información que nosotros mismos emitimos. Estas percepciones pueden llevarnos a conflictos o a relaciones más fluidas.

Las relaciones interpersonales no solo sirven para llegar a conocer a otras personas, sino que también pueden conducirnos a conocer algunos de nuestros aspectos personales en los que nunca habíamos reparado.

El modelo de la Ventana de Johari pretende explicar cómo funciona la dinámica entre las partes que se están relacionando. Propone un análisis ilustrativo del proceso de comunicación en las relaciones interpersonales.

El nombre Ventana de Johari procede de la combinación de nombres de sus creadores: Joseph Luft y Harry Ingham. Esta teoría tiene como ejes el “yo”, por un lado, y “los otros”. Así, este modelo crea cuatro cuadrantes sobre el conocimiento de uno mismo en las relaciones interpersonales.

¿Qué es la Ventana de Johari?

Para construir estas dinámicas de conocimiento y relaciones interpersonales la Ventana de Johari se compone de dos ejes. En el eje horizontal se coloca el “yo” y se divide, a su vez, en dos espacios: lo que conozco de mi y lo que desconozco. En el eje vertical se encuentra el “los otros”, dividido también en lo que conocen de mi y lo que no conocen.

De esta forma, las posibles dinámicas se dan en cuatro áreas diferentes: área libre, área ciega, área oculta y área desconocida. Vamos a ver qué significa cada una de estas áreas y cómo influye en nuestro autoconocimiento y relaciones personales.

  • Área libre: Es el cuadrante izquierdo superior que se refiere a lo conocido por uno mismo, por el “yo” y también por los demás. En este espacio se coloca todo aquello que se comunica mediante las palabras. En este caso, es la forma en la que nos damos a conocer al resto de personas, los pensamientos y experiencias que decimos contar.
  • Área oculta: Es todo aquello que la propia persona conoce, pero el resto desconocen. En este cuadrante se coloca todo lo que la persona oculta al resto y, por lo tanto, no expone. Es el cuadrante inferior izquierdo.
  • Área ciega: En este caso hablamos de todo aquello que el resto de personas conocen sobre nosotros, pero que nosotros desconocemos o pasamos por alto. Siempre podemos descubrir características de nuestra personalidad escuchando al resto de personas hablar sobre nosotros. Es el cuadrante superior derecho.
  • Área desconocida: En este cuadrante se incluyen todas las cosas que tanto nosotros como el resto de personas desconocemos. En este caso, este cuadrante puede ser visto como el área de crecimiento y potencial puesto que aquí se encuentra la capacidad de desarrollo personal.

Estos cuatro cuadrantes son dinámicos y pueden cambiar dependiendo de la etapa vital en la que nos encontremos, el entorno o el tipo de relación que tengamos con “los otros”. Aunque cada área puede aumentar o disminuir, estas son dependientes entre sí: cuando un área modifica su tamaño, también lo hacen el resto.

Seguro que puedes verlo más claro con un ejemplo sobre cómo funciona el método de la Ventana de Johari: cuando das a conocer muchos aspectos sobre ti, tu personalidad o tus pensamientos, el área libre aumenta su tamaño mientras que así lo disminuye el área oculta, por ejemplo.

¿Cómo son las relaciones en cada área?

Como hemos dicho, aunque el método de la Ventana de Johari es beneficioso para el autoconocimiento, analiza principalmente las relaciones interpersonales entre individuos. Tomando como punto de partida y base las áreas que hemos explicado previamente, vamos a ver cómo son las relaciones en cada una de estas.

  1. En el área libre, donde hay más conocimiento personal e interpersonal, las relaciones se caracterizan por la aceptación y la empatía. Es una relación basada en la sinceridad y cada persona se muestra tal y como es. Aunque todo parece positivo, esta área tiene una parte negativa y es que, en ocasiones, esta sinceridad se puede malinterpretar y decir todo tal cual se piensa o siente puede hacer que surjan conflictos entre las personas.
  2. Las relaciones en el área oculta se caracterizan por el secretismo y la cautela. Las personas actúan de forma reservada para no mostrar todos los aspectos personales y con miedo, generalmente, a crear conflictos. Generalmente, las personas que actúan en esta área son personas reservadas que no llegan a conectar por completo con el resto.
  3. Cuando se trata de las relaciones en el área ciega de la Ventana de Johari hablamos de la oportunidad de autodescubrimiento, de estar decididos a aprender de aquello que los demás nos cuentan sobre nosotros mismos. Estamos dispuestos a enriquecernos y profundizar en nuestras fortalezas y debilidades. Este último caso es lo negativo de esta área. Cuando la persona desarrolla una actitud defensiva y se toma los comentarios como dañinos y no como una oportunidad de desarrollo, puede llegar a romper las relaciones.
  4. Por último, cuando nos movemos en el área desconocida hablamos, por supuesto, del total desconocimiento, como su propio nombre indica. En este caso procuramos encontrar aspectos ocultos de la otra persona y de nosotros mismos. Es el área más misteriosa y donde más fácil podemos llegar a desarrollarnos porque tenemos muchos aspectos y características que explorar.

¿Cómo crear tu Ventana de Johari?

Antes de conocer cómo crear tu propio cuadro, quizás te interese conocer por qué crearlo, cuál es su utilidad y cuál es la importancia de la Ventana de Johari. Lo primero que vas a poder conocer es cómo te muestras tú al resto de personas, además de cómo de bien te conoces y qué percepción tienen el resto de personas de ti.

Entonces, ¿cómo puedes crear tu Ventana de Johari? Es un ejercicio muy sencillo:

  • Haz un ejercicio de autoconocimiento y elabora un listado con las características propias que tienes, las que conoces de ti mismo. Procura ser sincero contigo mismo, fijarte en esas características, incluso, que no te gustan tanto de ti. Son aspectos de tu personalidad que te gusta o no mostrar al resto.
  • Pide a las personas de confianza que hagan una lista con tus características, cómo te ven ellas a ti.
  • Compara tus visiones con las del resto de personas colocándolas en las diferentes áreas de la Ventana de Johari: haremos una clasificación entre lo que nosotros hemos señalado en comparación a lo que han señalado el resto. Por ejemplo, los aspectos que coinciden lo colocaremos en el área libre.

De esta forma lograrás crear tu propia Ventana de Johari y podrás descubrir nuevos aspectos sobre ti mismo, sobre cómo te ven el resto de personas y cómo te comunicas, por ejemplo.

Es una forma de empezar a plantearnos la importancia que tiene el autoconocimiento y la comunicación que tenemos con el resto de personas, así como valorar aquellos vínculos en los que nos sentimos más cómodos. Como ves, la importancia de la Ventana de Johari reside en reforzar lazos, entender tus relaciones y reflexionar sobre ti y tu comunicación. Para mejorar cada día nuestra forma de vivir tenemos que estar decididos a intentarlo cada día.

libros de autoconocimiento

Libros de autoconocimiento para explorar tus objetivos vitales

El autoconocimiento es una de las características de las que más hablamos cuando nos referimos al bienestar emocional y el desarrollo personal. Conocernos a nosotros mismos significa que tenemos claro cuál es nuestro camino, advertimos cuáles son nuestras herramientas y sabemos automotivarnos ante las dificultades.

La autoestima es un factor fundamental de nuestro desarrollo personal y del bienestar emocional, por lo que mantenerla alta contribuye a enfrentar mejor las situaciones difíciles, a ver oportunidad en los errores y una forma positiva de entender el entorno.

El autoconocimiento nos invita a explorar en lo más profundo de nuestra mente qué queremos ser y nos ayuda a tener una mayor autoestima ante factores externos que buscan dañarla. El autoconocimiento significa también estar en paz contigo mismo, con tus errores y la imagen de ti mismo.

Para ello, puedes llevar a cabo dinámicas y ejercicios que te ayudar en ese viaje de conocimiento personal, y puedes también leer libros que te van guiando en cómo puedes conocerte.

10 libros de autoconocimiento para ayudarte a saber cuáles son tus objetivos vitales

En este artículo hemos hecho una recopilación de 10 libros de autoconocimiento que pueden acompañarte en el proceso de saber cuáles son tus objetivos vitales, quién eres y quién te gustaría ser.

  1. “Ikigai” de los autores Héctor García y Francesc Miralles. En este primer libro de autoconocimiento que proponemos se habla del “Ikigai”, que en japonés significa “un motivo para existir” y para escribirla los dos autores fueron recibidos en una localidad del norte de Japón que goza del mayor índice de longevidad del mundo. Es un análisis de las claves para una vida longeva y una existencia optimista. Este libro nos invita a encontrar nuestro propio Ikigai para encontrar el significado a nuestra vida.
  2. “Sobrenatural” del autor Joe Dispenza. En este libro el autor propone un análisis sobre el poder de la meditación en el ser humano. Propone así un viaje por algunos de los ejercicios que pueden ayudarnos a lograr una transformación vital a través de la meditación y lograr un mayor bienestar emocional mediante el autoconocimiento.
  3. “Las 7 leyes espirituales del éxito” del autor Deepack Chopra. A través del caso de un empresario de éxito, el autor nos lleva a la reflexión sobre dónde podemos encontrar nuestra felicidad y qué consideramos un caso de éxito. Nos muestra la historia de alguien a quien el afán por el éxito le ha llevado a perder todo el resto de cosas importantes en la vida. Habla sobre las 7 leyes que nos llevan a una vida satisfactoria, que se diferencia de una vida que se entiende por estrictamente exitosa.
  4. En el libro “La auténtica felicidad” del autor Martin E.P. Seligman podemos descubrir cuáles son nuestras fortalezas y virtudes, y cómo podemos potenciar estas para ver la vida con más optimismo y de forma positiva.
  5. “Fluir” del autor Mihaly Csikszentmihalyi. Es un libro de autoconocimiento que plantea una de las grandes preguntas del ser humano durante siglos: “¿qué produce la felicidad en las personas?”. Una de las claves para ello es, según este autor, que se pueda dar el fluir de un ser humano. Es una aproximación diferente a cómo vivimos para lograr la felicidad.  
  6.  “El monje que vendió su Ferrari” del autor Robin Sharma es un libro que cuenta una fábula espiritual en la que un empresario de éxito busca una nueva forma de enfocar la vida personal, profesional y familiar después de sufrir una crisis existencial al ver su vida truncada por un ataque al corazón. Es un viaje que invita a la reflexión sobre dónde se encuentra nuestra verdadera felicidad.
  7. “Hábitos atómicos” del autor James Clear. Este es un libro de autoconocimiento que nos invita a darnos cuenta de la importancia que tienen los pequeños cambios, por supuesto, a mejor, en nuestro día a día. Plantea que cuando repites una acción, por muy pequeña que parezca, día tras día, logra una fuerza enorme y capaz de conducirte al cambio que buscas. Además, te ayuda a reflexionar sobre el por qué de algunos hábitos, a conocer mejor cómo actúas para entender por dónde empezar a cambiar.
  8. “La sabiduría del Eneagrama” de los autores Don Richard Riso y Russ Hudson. El Eneagrama tiene como objetivo el conocimiento de uno mismo mediante el eneatipo, así como el trabajo de transformación para encontrar nuestra verdadera esencia. Este libro de autoconocimiento presenta un método para investigar sobre uno mismo y lograr desarrollarse personalmente. Existen nueve tipos de Eneagrama y te invita a descubrir cuál es el tuyo y a descubrir cuáles son tus puntos fuertes y débiles, y a descubrir cuáles son tus objetivos vitales.
  9. El libro “Carácter y Neurosis” del autor Claudio Naranjo se centra también en la investigación de los eneatipos y el proceso de descubrir cuál es el nuestro. De esta forma, invita a descubrir cuál es nuestra verdadera personalidad y cómo podemos redirigir nuestra vida a nuestros objetivos vitales.
  10.  “El proceso de la presencia” del autor Michael Brown explica el viaje por nuestros sentimientos y mente hasta llegar a sentirnos como un “todo”, una sensación de plenitud. Es una invitación a un trabajo interior para lograr un bienestar completo.

¿De qué hablan los libros de autoconocimiento?

Como ves, los libros de autoconocimiento son una invitación a explorar cuáles son tus metas en la vida, qué herramientas tienes para cumplirlas y como llegar a ellos de la mejor manera posible.

Te ayudan a plantearte qué significa para ti el éxito y la felicidad, pues estos dos conceptos pueden variar según tus objetivos y el tipo de personalidad que tienes. Cada persona entiende su entorno de una forma individual, y también percibe sus emociones y pensamientos internos así.

Pero, ¿qué conceptos incluyen los libros de autoconocimiento?

  • De desarrollo personal. ¿Por qué se une el autoconocimiento al desarrollo personal? Porque encuentras el rumbo a tu vida, tomas conciencia de cuáles son tus objetivos y eso es primordial para el desarrollo personal.
  • De optimismo porque, en ocasiones, cuando nos encontramos en una situación en la que desconocemos nuestros propios sentimientos y objetivos en la vida tendemos a ser negativos, a no tener una razón por la que seguir luchando, por eso el autoconocimiento busca que recuperes también en optimismo.
  • De aceptación del cambio. Este concepto es importante porque cuando salimos de la zona de confort a veces no conocemos cuáles son nuestras capacidades para sobreponernos a los cambios, para gestionar la incertidumbre, y dejamos que los sentimientos negativos se apoderen de nuestra mente. Eso es un error. La aceptación al cambio implica que nos abrimos las puertas a conocer cuáles son nuestras capacidades y de qué manera aprendemos a ver la oportunidad en las dificultades.
  • De nuestras fortalezas y virtudes. Ocurre lo mismo que con la aceptación al cambio. Cuando estamos dispuestos a conocernos, nos damos cuenta de cuáles son nuestras verdaderas capacidades y qué características tendríamos que trabajar para mejorar.  
  • De la felicidad y el bienestar. Al fin y al cabo, el autoconocimiento busca que logremos aproximarnos a la definición que nosotros le hemos dado a la felicidad y eso nos acerca, a su vez, al bienestar emocional.

El autoconocimiento es un proceso fundamental en nuestras vidas, nos ayuda a encontrar el rumbo en nuestra vida y a deshacernos de hábitos y pensamientos que creíamos naturales, pero que no lo son. Tu objetivo en la vida es lograr dirigir una empresa porque así lo has aprendido en casa, por ejemplo, pero en el fondo prefieres dedicarte a ayudar a otras personas mientras viajas, por ejemplo.

Los libros de autoconocimiento te acompañan en ese camino hacia descubrir quién eres realmente, qué quieres y cómo puedes conseguirlo. Es un cambio que está en ti y que solo tienes que empezar a trabajar. No esperes más.