Cómo mejorar la escucha activa y disfrutar de relaciones interpersonales más beneficiosas
Hay una gran diferencia entre oír y escuchar. La primera es el simple acto de detectar sonidos o palabras sin procesarlas por completo. La segunda, sin embargo, implica ejercer una escucha activa, a conciencia, de la información que se está recibiendo por parte de otra persona, atendiendo a las palabras, así como a los gestos no verbales.
Nos referimos a la escucha activa cuando hablamos de escuchar con todos los sentidos y a conciencia: utilizamos el oído, la vista, el tacto, la inteligencia emocional o la empatía, por ejemplo. Lo que logramos a cambio es disfrutar de relaciones interpersonales fructíferas, confianza y conexión con el resto de personas.
Es por eso que decidir emprender un camino para mejorar la escucha activa es una decisión muy acertada. Como siempre, requiere de esfuerzo y tiempo para perfilar esta habilidad, pero podrás notar sus efectos desde que empieces a practicarla.
En este artículo vamos a ver algunos ejercicios sobre cómo mejorar la escucha activa, así como hábitos que puedes empezar a aplicar en tu día a día para mejorar tu forma de comunicarte con el resto de personas y lograr un mayor bienestar personal y social.
6 hábitos para revolucionar tu forma de comunicarte
Sin duda, si lo que quieres es mejorar tus relaciones con las personas que te rodean tienes que empezar por desarrollar tus habilidades comunicativas, y entre ellas está practicar la escucha activa.
Una de las razones para conocer qué es la escucha activa es descubrir si la estás practicando. Piensa por un momento en tus conversaciones y relaciones con otras personas, seguro que te vendrán cientos de ejemplos tanto de escucha activa como pasiva. ¿Cuántas veces has oído, pero no has escuchado?
Este es el momento de cambiar y descubrir cómo mejorar la escucha activa. Antes que nada, reflexiona, primero, sobre cómo crees que escuchas, a quién escuchas más, a quien menos y el por qué. Además, puedes hacer una evaluación con las opiniones de las personas que te rodean. Pregunta a la gente más cercana a ti qué piensa sobre tu escucha, si se sienten escuchados, si les gustaría tener más retroalimentación, si creen que eres un buen escuchador…
Para empezar a descubrir cómo mejorar la escucha activa, vamos a ver algunos hábitos que puedes cambiar y que revolucionarán tu forma de comunicarte con las personas.
- No juzgues. Deshazte de prejuicios sin fundamento y no califiques las palabras y pensamientos de la otra persona.
- No des consejos que no te han sido pedidos. El contexto es fundamental a la hora de actuar de una forma u otra, por eso, si no te han pedido un consejo no es necesario darlo; estarás basándolo en tu perspectiva y contexto.
- No interrumpas a la persona que está hablando porque estarás mostrando poco interés en su punto de vista, das más importancia a tu punto de vista que al suyo, te muestras con superioridad moral y, en definitiva, estarás faltando al respeto a la persona que tienes delante. Cambiar este mal hábito es básico para aprender a cómo mejorar la escucha activa.
- Cuando estés teniendo una conversación con otra persona parafrasea de vez en cuando lo que dice, así te será más fácil mantener la atención y seguir el hilo de la historia. Puedes utilizar, por ejemplo, estas fórmulas para mostrar una escucha activa: “entonces, estás diciendo que…”, “entiendo que…”, “te refieres a que…”. Además, tu interlocutor podrá matizar.
- Pide más información mediante preguntas. Nos ayuda a recabar más información sobre lo que piensa y lo que siente la otra persona y, además, le estás haciendo ver que estás interesado en su relato.
- A la hora de reaccionar cuando estás teniendo una conversación, hazlo con lenguaje corporal sin interrumpir. Piensa lo que puede esperar la otra persona de ti, no cómo te gustaría que reaccionaran si fueras tú el que está hablando. La otra persona quizás quiera que le ofrezcas tu mano o, todo lo contrario. Observa su lenguaje corporal para poder reaccionar de forma adecuada.
Como ves, no son ejercicios que requieran de ningún tipo de aptitud concreta. Lo único que necesitas para empezar a aplicarlos es actitud, interés y esfuerzo. Al principio te costará llevar a cabo este cambio de hábitos, pero poco a poco se irán convirtiendo en tu forma natural de comunicar.
Ejercicios para aprender a cómo mejorar la escucha activa
Además, existen ejercicios para practicar la escucha en grupo cuando se quiere incentivar la comunicación entre las personas. Estos ejercicios tratan de contar historias que están previamente pensadas para hacer preguntas concretas.
1. El ejercicio del autobús para descubrir cómo mejorar la escucha activa.
En el grupo lees el siguiente texto: “Imagina que conduces un autobús. Al principio el autobús está vacío. Al llegar a la primera parada se suben cinco personas. En la siguiente parada se bajan tres personas del autobús y dos suben. Más tarde, se suben diez personas y se bajan cuatro. Por último, al final de la línea se bajan otros cinco pasajeros”
A los presentes en el espacio les haces la siguiente pregunta: “¿Cuál es el número de pie que calza el conductor del autobús?”
Muchos de ellos empezarán con los cálculos matemáticos, intentando descubrir si hay una relación entre los pasajeros que han subido al autobús y el número de calzado del conductor. Vuelve a leerlo tantas veces como sea necesario. ¿Sabes la respuesta? Es mucho más sencilla de lo que crees y solo requiere de atención: tú eres el conductor del autobús, por lo que la respuesta es el número de calzado que utilizas tú.
2. Escucha selectiva.
El moderador se dispone a contar una historia. Antes de ello, pide a varias personas que se fijen en cuántas aparece en la historia una determinada palabra, por ejemplo ‘pero’ o ‘que’; una palabra que vayas a utilizar con frecuencia. Al final de la historia, tendrás que hacer preguntas relacionadas con la historia. Es muy probable que las personas que tenían que fijarse en cuántas veces utilizabas las palabras no sepan responder a estar porque han estado practicando una escucha selectiva.
3. El ciego.
Este último ejercicio consiste en tapar los ojos a una persona y el objetivo es que cruce de un lado al otro el espacio en el que estáis reunidos sin tropezar con ninguno de los obstáculos que hay. La forma de hacerlo será siguiendo las indicaciones del resto de personas que no tienen los ojos vendados. En este caso, el objetivo es darnos cuenta de si sabemos escuchar y, a la vez, comunicarnos de forma efectiva.
Estos son solo unos ejemplos que nos ayudan a entender qué significa la escucha activa. Podemos, de estas formas, descubrir cómo el ser humano a veces hace una escucha selectiva y olvida los detalles más importantes, o de si estamos entrenados para escuchar con atención y comunicar con eficacia. Así, podremos entender la importancia de saber escuchar, de cómo puede condicionar nuestra comunicación con otras personas y de cómo mejorar la escucha activa.
Pon todos tus sentidos al servicio de la escucha activa y descubrirás que hay muchas formas de hablar que todavía no habías conocido.