conflicto interpersonal

¿Cómo prevenir y afrontar los conflictos en las relaciones interpersonales?

Es prácticamente inevitable tener un conflicto con alguien. Cuando no estás de acuerdo con sus ideas, sus valores o sus actitudes, se crea un conflicto. Es parte de la interacción entre personas, y se producen de forma más o menos fácil. Esta situación de desacuerdo entre personas se conoce como conflicto interpersonal.

Las causas de conflictos interpersonales pueden ser multitud, desde opiniones diferentes respecto a un mismo tema, falta de comunicación asertiva, un choque de perspectivas, y malentendidos que, cuando se solucionan, pueden parecer totalmente banales.

¿Cuándo se produce un conflicto interpersonal? Imagina que eres una persona vegetariana y uno de tus mejores amigos te empieza a dar argumentos, que para ti no son válidos, sobre por qué no deberías seguir esa alimentación. Te sientes atacado o atacada por sus comentarios y los entiendes más como una crítica que como un argumento, y empezáis a discutir.

El asunto, además, se desvía de la cuestión del vegetarianismo y entráis en otros asuntos personales como la ética o el ecologismo. En ese momento, se ha producido un conflicto interpersonal.

Los conflictos en las relaciones interpersonales son habituales y pueden también estar producidos por la diferencia en los intereses personales, como por ejemplo un viaje que tú quieres hacer a un lugar concreto y tu grupo de amigos a otro. Puede ser que tú confíes en que la clave para sacar adelante un proyecto sea una cosa, y tu grupo de trabajo piense que es otra.

Conflictos interpersonales: cómo evitarlos

Según indican las encuestas[1] en los entornos laborales un 20% del tiempo se dedica a la resolución de conflictos interpersonales. Esto afecta por supuesto a la productividad y a la relación entre las personas que han formado una de las partes del desacuerdo e incluso todo el equipo.

Aunque no se conoce cuánto tiempo podemos pasar en la vida social resolviendo conflictos, sabemos que es una problemática bastante habitual, con más o menos gravedad que puede afectar no solo a las personas implicadas sino al grupo de amigos o el resto de la familia.

Es importante conocer cómo se tienen que resolver los conflictos, pero más importante y útil es aprender a evitarlos a tiempo para no perder tiempo y crear malestar en tu entorno. Estas son algunas de las señales que tienes que tener en cuenta para prevenir un conflicto:

  • Reacción exagerada a las situaciones que no son graves.
  • Desacuerdo constante sin importar el asunto.
  • Comunicación no verbal negativa
  • Faltas de comunicación.
  • Insistencia constante para hablar de un tema.

Es posible que el desacuerdo no se haya producido, pero algunas de estas señales indican que puede ser inminente. Por ejemplo, la falta de comunicación puede llevar a situaciones de malentendido; cuando hay desacuerdos constantes puede que signifique que hay tensión personal o si detectamos miradas y gestos que no son agradables.

La falta de escucha activa y la impulsividad de las personas son algunos de los motivos por los que se crean conflictos al hablar de un tema banal, por lo que hay que animar al entorno a practicar la inteligencia y gestión emocional, mediante las cuales se pueden controlar los impulsos y se practica la escucha activa.

Trabajar la gestión de las emociones nos aportará grandes beneficios, no solo en las relaciones interpersonales, sino también en nuestro día a día. Nuestros grandes aliados pueden ser algunos cursos de gestión de emociones.

Conflictos interpersonales: cómo resolverlos

Cuando no se puede evitar un conflicto interpersonal, hay que saber gestionarlo bien desde el principio para evitar que vaya a más. Piensa en una bola de nieve, es más fácil romperla cuando todavía es pequeña que cuando se deja rodar y, lógicamente, aumenta su tamaño.

Las cuestiones a tener en cuenta para resolver un conflicto interpersonal requieren de madurez emocional y un entorno colaborativo. Es recomendable evitar eludir el tema y dejar de lado los egos para ver quién tiene razón. Se debe evitar también la actitud compasiva, la de una persona que se sacrifica para evitar que el conflicto vaya a más.  

Vamos a conocer algunos de los métodos para conocer cómo podemos resolver nuestros propios conflictos o los de otros individuos cuando mediamos y ejercemos como unión, como por ejemplo en un grupo de amigos.

  • Impulsa una comunicación asertiva entre las dos partes del conflicto, y utilízala cuando seas tú una de ellas. La comunicación asertiva implica empatía, saber escuchar y exponer tus argumentos de forma respetuosa con la otra persona. Ten en cuenta que no todo el mundo tiene por qué pensar como tú y utiliza ese desacuerdo como una oportunidad para aprender.
  •  Procura dejar las características o hechos subjetivos fuera del conflicto interpersonal y evita que otras personas los pongan sobre la mesa. Hay que analizar la situación con hechos reales.
  • Trata de encontrar puntos de unión entre las partes del conflicto para empezar a trabajar. Explica tu opinión siempre e invita a que el resto lo hagan, no hablar con claridad puede llevar a problemas más profundos como la frustración y que estos aparezcan más adelante creando un nuevo conflicto.
  • Asegúrate de que haces autocrítica e invita al resto de personas a hacerlo. El conflicto es un momento para aprender sobre el resto de personas y también sobre tus propios errores o reacciones excesivas para poder controlarlas la próxima vez.

Recuerda que cada persona entiende las situaciones de conflicto en las relaciones interpersonales de una forma, así como puede conocer cómo actuar ante ellas. Hay quienes quizás necesiten su espacio durante unos segundos, o quienes necesitan más tiempo. Respetar las necesidades ajenas es un primer paso para la solución.

El círculo de influencia y el círculo de preocupación

A la hora de lidiar con los conflictos interpersonales es importante que aprendas a reconocer qué puedes cambiar y qué no, porque no está en tus manos. Esta separación es fundamental para centrar tus esfuerzos en aquellas relaciones o cuestiones en las que tus actos pueden influir.

Esta división se conoce como el círculo de influencia y el círculo de preocupación. El círculo de influencia es aquel donde puedes introducir aquellos problemas que puedes solucionar, en este caso, los conflictos interpersonales en los que consideras que se pueden aplicar algunas soluciones de las que hemos hablado más arriba.

El círculo de preocupación es, sin embargo, un espacio donde están todos tus problemas, incluidos sobre los que no tienes control. Pueden ser problemas de diferentes tipos que te afecten directa o indirectamente, pero para los que no tienes la solución. Es un círculo más grande y abarca dentro de sí el círculo de influencia.

Cuando centramos nuestros objetivos en los problemas sobre los que podemos actuar, mostramos una actitud proactiva hacia ellos, los enfrentamos y nos hacemos responsables de ellos el círculo de influencia logra más espacio y tienes más posibilidades de resolver con éxito ese conflicto.

Los conflictos interpersonales son una problemática que va a existir en la sociedad siempre porque somos inevitablemente seres sociales y en enfrentamiento de percepciones, ideologías, pensamientos va a causar un conflicto. Hay infinidad de causas de conflictos internacionales.

Que existan, sin embargo, no quiere decir que siempre sean negativos. Cuando los conflictos interpersonales se solucionan con un debate, con una proactividad a escuchar, empatizar y compartir visiones se crea una fuente de ideas y conocimientos de la que puedes nutrirte para desarrollarte como persona, asumir que estabas equivocado o corroborar tu posición.

Lo más importante es saber ver el conflicto con perspectiva y no dejar que vaya aumentando, como una bola de nieve, porque es entonces cuando se convierte en negativo. Observa, habla y escucha para lograr entender y solucionar los conflictos interpersonales.