¿Qué es la zona de confort y por qué salir de ella?
La zona de confort te proporciona refugio, confianza, serenidad… Te hace tener una vida tranquila, sin sobresaltos ni estrés. Es un lugar agradable donde te encuentras bien. Entonces ¿por qué salir de ella?
Te lo habrás preguntado, quizás, alguna vez. ¿Por qué saltar al vacío, si desde donde estás todo parece ser agradable? Porque puedes sentirte mejor, puedes lograr aumentar tu bienestar, lograrás aumentar tu autoestima y descubrirás lo fuerte que puedes llegar a ser ante lo que se presenta como una adversidad.
Tu desarrollo personal es la clave para que logres bienestar, y ese proceso implica tener que salir de la zona de confort y enfrentarte a situaciones desconocidas que te ayuden a lograr tus objetivos vitales.
¿Qué es la zona de confort?
La zona de confort es un estado mental que nos hace sentir seguros y que nos ata a rutinas diarias y hace que mantengamos una serie de hábitos que ofrecen una sensación de tranquilidad, pero que, a la larga, pueden llegar a perjudicarnos. Es un estado en que se reduce nuestra capacidad de crecimiento personal.
Esta zona mental proporciona al ser humano la seguridad y la certeza a la que aspiran en su vida. Vivir en la zona de confort nos hace no tener que enfrentarnos a situaciones de estrés, no tener que arriesgarnos y, por lo tanto, tampoco nos ofrece retos vitales ni la oportunidad de seguir desarrollándonos en la vida personal o profesional.
La zona de confort puede ser seguir viviendo con tus padres cuando cumples todas las condiciones necesarias para hacerlo por tu cuenta, ese trabajo que tienes desde hace 10 años y no cambia, una relación de pareja que no te aporta nada, pero tampoco te quita, no hablar con alguien que te parece interesante por miedo al rechazo…
Cuando estamos en la zona de confort sentimos una sensación agradable producida por la ausencia de emociones negativas como el miedo, el rechazo o la inseguridad, pero nos priva de sentir bienestar por emociones positivas como la satisfacción o el entusiasmo.
Para saber si tu zona de confort te ha atrapado puedes plantearte si de verdad estás creciendo desde el punto de vida emocional o intelectual o si, por lo contrario, sientes apatía con lo que haces. Ten en cuenta también algunos de estos signos:
- Te da miedo asumir nuevos riesgos y dejas pasar oportunidades muy interesantes por miedo a que pierdas más cosas de las que ganas.
- Estás inmerso en una rutina diaria y no sientes emoción por nada que pertenezca a ese día a día.
- Sientes que necesitas algo más en tu vida, pero no sabes qué.
- Procrastinas mucho, lo que indica que no tienes motivación por estar donde estás.
- Rechazas nuevas ideas o proyectos que pueden alterar tu rutina.
Si te sientes identificado con algunas de estas afirmaciones, plantéate que es quizás el momento de salir de esa zona de confort en la que te encuentras. Sí, estás a gusto, pero a la larga descubrirás que ha sido una buena decisión.
¿Por qué salir de la zona de confort? Si yo estoy a gusto aquí…
Ya hemos visto que hay varias razones por las que es recomendable salir de tu zona de confort. Significa un nuevo reto y nuevas sensaciones que emanan del entusiasmo e incluso la adrenalina.
Te damos algunas razones por las que más adelante te dirás a ti mismo que salir de la zona de confort fue una extraordinaria idea.
- Te demuestra cuáles son tus límites, y seguramente no son los que tú te creías. Te demostrará que eres más fuerte de lo que pensabas y eso te hará, de la misma forma, sentirte fortalecido.
- Ganarás confianza en ti mismo porque descubrirás que tienes habilidades que antes creías imposibles. Esto te generará la confianza necesaria para asumir más retos.
- Desarrollo personal. Te enfrentarás cara a cara a tus miedos para superarlos y esto te hará seguir creciendo como persona.
- Coleccionarás nuevas experiencias, que te estimularán tanto mental como físicamente. Podrás conocer a gente nueva, lugares nuevos y, sin duda, sensaciones nuevas.
Si estos motivos ya te han convencido a salir de tu zona de confort, pero no sabes por dónde empezar para hacerlo, no te preocupes, nosotros te lo contamos para que te sientas acompañado en tu camino.
Consejos para salir de la zona de confort
A la hora de salir de tu zona de confort ten en mente que van a haber consecuencias que te van a afectar desde el mismo momento que decides salir, como el miedo, la inseguridad o la ansiedad.
Cada persona lo va a asumir de una forma diferente, igual que cada persona lo va a hacer de forma diferente. Hay quienes están acostumbrados a esa carga emocional y lo hacen de un salto, y quienes lo entienden como un proceso más lento. Dependerá de tu entorno en cada momento, así como de ti mismo.
- Busca a un compañero de aventuras, que puede ser un amigo, una pareja o un especialista que te acompañe en esta nueva etapa, que entienda tus inquietudes e incluso pueda llegar a compartirlas.
- Conciénciate de las sensaciones que puedes llegar a experimentar y abrázalas. Aprende a llevarlas a pesar de que la situación te pueda llegar a poner al límite.
- Relativiza los pensamientos negativos que pueden inmovilizarte, procura mirarlos desde una perspectiva de aprendizaje, positividad y voluntad. Has elegido hacer esto, recuerda por qué.
- Plantéate dónde estás, dónde quieres estar y a qué quieres llegar. Puedes ponerte retos más pequeños para ir desarrollándolos poco o poco, o retos más grandes según tu seguridad y las emociones que estás dispuesto a asumir.
Cuando llevas a cabo este cambio ten en cuenta que siempre tienes que tener bajo control tus emociones. Nunca tienen que ser excesivas porque eso te llevaría a una zona de pánico donde el crecimiento y el aprendizaje no tendrían espacio. No tendrías miedo, sino terror; no tendrías estrés, sino ansiedad; no te sentirías dispuesto a aceptar el reto, sino que te paralizarías.
¿Cómo procesar los cambios?
La flexibilidad que te dan el desarrollo personal, el autoconocimiento y la confianza en ti mismo te permite afrontar los cambios con positividad, emoción y como una manera de seguir aprendiendo, aunque al principio parezca complicado. La flexibilidad es por tanto una herramienta fundamental para asumir estos cambios, frente a la rigidez de la que es mejor deshacerse.
Estos cambios nos conducen a un aprendizaje, como hemos visto, que lo asumimos mediante las 4 etapas que este proceso conlleva según Abraham Maslow.
- La incompetencia inconsciente. Cuando ni siquiera somos conscientes de que no sabemos algo. Estás en tu zona de confort.
- La incompetencia consciente. Cuando nos hemos dado cuenta de que no sabemos algo y empezamos a dedicar recursos para aprender. Entras en una zona de miedo, de incertidumbre.
- La competencia consciente, en la que ya hemos adquirido un conocimiento, pero sabemos que tenemos que seguir dedicando tiempo a desarrollarla. Estás en la zona de aprendizaje.
- Competencia inconsciente. Esa nueva competencia ya forma parte de nosotros y la utilizamos de forma inconsciente. Te encuentras en la zona final de éxito.
Asumir el reto de salir de tu zona de confort conlleva entender que vas a pasar por diferentes fases y que cada una te va a hacer sentir mejor o peor. Lo importante es que des pasos seguros, que no te dejes llevar por las emociones negativas y seas persistente. Salir de tu zona de confort te traerá aprendizaje y bienestar.