como controlar la ira

Conoce cómo controlar la ira mediante la gestión emocional

La respuesta emocional que damos cuando no se cumplen nuestros objetivos, estamos disconformes con una situación o no se cubre una necesidad es la ira. Es una reacción que puede conducirnos a la furia o la rabia, y, llevada al exceso, puede mermar nuestra capacidad de comprensión, comunicación y empatía.

La ira cumple una función vital en nuestro día a día, igual que lo hacen el resto de emociones, ya sean agradables, como la alegría, o desagradables. En el caso de la ira, es una reacción primaria para la supervivencia, para avisar al resto de personas de que no se está de acuerdo con algo y evitar un conflicto, por ejemplo.

La clave de la gestión emocional es que las personas sean capaces de controlar su reacción a cualquier situación, por difícil que sea, sin dejar que las emociones sean quienes dicten cómo actuar. Para ello, es necesario un ejercicio de autoconocimiento y trabajo a conciencia. El resultado es lograr la capacidad de sacar lo mejor de ti mismo, de cada momento y de, entre otras cosas, conocer cómo controlar la ira, una de las siete emociones básicas del ser humano.

La ira: lo que tienes que conocer sobre esta emoción básica ¿Qué es la inseguridad emocional?

En efecto, junto a la sorpresa, la tristeza, el desprecio, el miedo, la alegría y el asco, la ira es una de las siete emociones básicas del ser humano. A pesar de que sean habitualmente como tal, estas emociones no son negativas porque todas cumplen una función fundamental para nuestra supervivencia.

El aspecto negativo de las emociones viene cuando se viven con exceso, cuando dejamos que controlen nuestra forma de reaccionar, y eso ocurre cuando no logramos aprender a gestionarlas. Esto produce que no podamos rendir al 100%, que no nos sintamos felices o que nuestras relaciones interpersonales no den todo su fruto.

Es por esto que conocer cómo controlar la ira, igual que el resto de emociones, puede tener grandes beneficios en nuestro día a día personal, profesional y social. Es una buena forma de conocernos a nosotros mismos y lograr reforzar los aspectos positivos de nuestra personalidad.

Las principales características de una persona que responde desde la ira son, en especial, fisiológicas, y otras personas pueden verlas con facilidad.

  • Se tiende a fruncir el ceño.
  • El gesto de la cara es más agresivo.
  • Puede apretar la mandíbula, los puños o las manos entre sí.
  • La postura corporal es más tensa, se estiran los brazos y la mirada se fija en otra persona o el objeto que le produce esa emoción.

Por otro lado, la respuesta no visible para otras personas pero que sí siente quien está experimentando la ira son el aumento del ritmo cardiaco o de la velocidad de respiración, entre otras cosas.

Es fundamental que conozcas cuándo estás empezando a sentirla, qué situaciones pueden funcionar como detonante de esta o en qué momentos crees que es más susceptible de aparecer para empezar a trabajar en cómo controlar la ira. Es por esto que tienes que conocer cómo la expresas tú, tu forma más personal de decir “no estoy de acuerdo con esto”.

Qué significa saber cómo controlar la ira

Controlar las respuestas emocionales no se refiere a ocultarlas, ni mucho menos. No expresar tu ira podría conducirte a la frustración o apatía, mientras que controlarla se refiere a valorar si merece la pena o no generar una respuesta emocional negativa.

Por ejemplo, cuando estás conduciendo y otra persona comete una infracción, te corta el paso o te llama la atención porque no está conforme con tu forma de actuar. Es un conflicto que puede durar segundos y, sin embargo, una persona que no sabe cómo controlar su ira se enfadaría y tendría una sensación desagradable que dura más que el propio conflicto.

A la hora de aprender a gestionar las emociones es normal que a algunas personas les cueste más y a otras menos. Lo importante, sin embargo, es tener la disposición a aprender a controlar tus respuestas emocionales.

Ejercicios para aprender controlar la ira

No nos cansaremos de repetir que la ira no tiene por qué ser negativa. Es una emoción que cumple la función de cambiar los aspectos que no nos gustan, imponernos sobre las injusticias o nos da la energía que necesitamos para afrontar situaciones difíciles.

Sin embargo, para que esto sea así y no nos dejemos llevar por ella, es importante aprender a gestionarla para controlar la ira y la agresividad que esta puede producir en casos extremos. La forma de sacar el mayor partido a esta sensación es aprendiendo a cómo canalizar la ira.

Para ello, tenemos que ser muy conscientes de nuestras emociones y trabajar de forma constante para intentar mejorar cada día nuestra técnica de cómo controlar la ira para sacar el máximo provecho a todos los aspectos de la vida. Te presentamos algunos ejercicios que pueden ayudarte con este objetivo.

  • Buscar la causa que nos ha producido esta sensación y analizarla para relativizar nuestra respuesta. Este es el paso principal para conocer cómo controlar la ira. De esta forma, además, estamos haciendo un gran trabajo de autoconocimiento que nos sirve para empezar a gestionar también otras emociones.
  • Ofrece a la comunicación la atención que se merece. Los seres humanos somos sociables por naturaleza, y para que esas relaciones sean fructíferas la herramienta fundamental es la comunicación. También funciona con la ira. Aprender a expresar cómo nos sentimos cuando sentimos que está empezando a crecer en nosotros la ira es una clave para conocer cómo controlar la ira. La forma de expresarlo es con honestidad y sinceridad, practicando una comunicación asertiva y dejando de lado las palabras más desagradables como insultos o descalificaciones.
  • Aprender a trabajar la empatía. La realidad no es más que una percepción subjetiva de los acontecimientos, y esta es única y personal para cada parte implicada en un conflicto. Entender la posición de otras personas y saber respetarlas es una forma brillante de gestionar la ira.
  • Entender las críticas como una oportunidad, y no como un ataque personal. Cuando se trata de personas cercanas, lo más probable es que las críticas que te hacen sean constructivas, con el objetivo de motivarte o impulsarte para mejorar. Aprende a procesarlas como tal y notarás en ti una gran mejora emocional.
  • Técnicas para aprender a canalizar la ira cuando sentimos que estamos a punto de explotar. En este caso, las técnicas para controlar la ira son mucho más inmediatas y sirven como una pausa antes de dar una respuesta emocional a una situación: por ejemplo, contar hasta diez, hacer respiraciones profundas para relajarnos o distanciarse durante un tiempo, ya sean minutos, horas o días, de la situación de conflicto.

Cuando descubras cómo canalizar la ira, y experimentes la posibilidad de controlarla verás cómo es posible mejorar tus fortalezas y trabajar tus debilidades para crecer como persona. Te ayudará a descubrir nuevos aspectos positivos de tu personalidad y a mejorar, en especial, tus relaciones sociales.

La gestión emocional es la principal herramienta del desarrollo personal y aprender a cómo controlar la ira contribuye también a ello. Descubre que es posible mejorar y genera un cambio en tus respuestas emocionales.