el arte de negociar

Técnicas y ejemplos para el arte de negociar: cómo persuadir

La persuasión consiste en utilizar las palabras adecuadas para generar un cambio de actitud, pensamiento o comportamiento en una persona. Se dice de ella que es el arte de negociar, porque se realiza dando a la palabra la fuerza que tiene para convencer, para cambiar a los seres humanos.

Para dominar las técnicas de persuasión es fundamental que hayas desarrollado habilidades comunicativas como la escucha activa o la empatía, así como la inteligencia emocional, la autoconfianza y el autoconocimiento.

Aunque a menudo se relaciona la persuasión con utilizar las palabras para generar un cambio a través del engaño o la mentira, no es la realidad. En ese caso se estaría, por ejemplo, hablando de manipulación.

La persuasión es el arte de negociar que está estudiado y analizado por expertos en comunicación social, psicología y otros ámbitos que implica la relación entre seres humanos, porque se realiza mediante el uso de la empatía, las emociones y, por supuesto, las habilidades del arte de negociar.

Técnicas de persuasión: cómo convencer a alguien

Una vez se entiende qué es persuadir y, sobre todo, qué no es persuadir, muchas personas se plantean cómo funciona la persuasión, cuál es el secreto para conseguir esa influencia sólo utilizando las palabras. Quizás saber qué es persuadir te suene lejano, pero seguro que en algún momento de tu vida la has practicado sin ser consciente de que estabas practicando el arte de negociar.

Por ejemplo, cuando estás entre amigos y tenéis que decidir qué cenar. Es muy habitual que no haya consenso, y tú tratas de hacerles ver al resto de personas que tu propuesta es la que más beneficia a todos. Lo mismo ocurre cuando quieres convencer de llevar a cabo un proyecto en el trabajo o en muchos momentos de tu vida cotidiana cuando intentas convencer a otras personas de que adopten tu punto de vista.

Por supuesto, hay ámbitos que saben muy bien qué es la persuasión porque la practican cada día y realizan estudios sobre las técnicas que existen y cómo sacar el mayor rendimiento al uso de la palabra.

Estas son algunas de las técnicas de persuasión que te ayudan a conocer cómo convencer a alguien para que cambie de opinión o lleve a cabo un comportamiento concreto.

  • Técnica del portazo en la cara.  El nombre impresiona, sí, pero se trata de una de las mejores técnicas del arte de negociar. Es una técnica básica para conocer qué significa la persuasión y que, quién más o quien menos, seguro que la has practicado alguna vez. Se trata de proponer una oferta muy costosa para el receptor, por lo que este la va a rechazar, y después ir bajando hasta llegar al que era nuestro objetivo real. El receptor sentirá que se ha cedido demasiado, que se le ha propuesto una rebaja muy grande y la acepta. Es una técnica que se emplea desde hace mucho tiempo en los mercados tradicionales, por ejemplo.
  • Técnica del pie en la puerta. En esta ocasión, la oferta inicial es muy pequeña y fácil de aceptar por el receptor. Cuando este ya la ha aceptado, se van haciendo ofertas de mejora. Es lo que ocurre por ejemplo con las pruebas gratuitas de ciertos servicios, las muestras gratuitas o los beneficios por ser cliente de una empresa. Se crea un vínculo al que el interlocutor siente un compromiso.
  • Técnica de la fecha límite, que, como el propio nombre indica, se trata de hacer ver que la oferta que estás proponiendo tiene una fecha límite para obtenerla. Es una técnica muy utilizada en la venta de productos o las compañías aéreas, por ejemplo.
  • Técnicas de la prueba social. Otra básica para entender qué es la persuasión y que se basa en el principio de que el ser humano sigue tendencias, por lo que decir “9 de cada 10 personas…” ya pone la balanza a tu favor.
  • Técnicas basadas en la simpatía, que se basa en la similitud entre el emisor del mensaje y el receptor. Cuanto más parecidos nos sentimos a alguien o algo, más probabilidades habrá de simpatizar con su mensaje. Estas similitudes pueden encontrarse en la filosofía de una empresa, por ejemplo, que se considera sostenible o con la forma de vestir, por ejemplo.  
  • Técnicas basadas en la autoridad, que no tienen nada que ver con la coacción porque, como ya sabes, eso no entraría en la definición de qué es persuadir. Se trata de ofrecer el punto de vista, por ejemplo, de una persona que se considera experta en el tema. Se ofrece un modelo referente que tiene credibilidad por su formación o su fama, por ejemplo.

Estos ejemplos de técnicas de persuasión se pueden llevar a casi todos los ámbitos de la vida, más allá de los fines comerciales. Puedes utilizar la comunicación persuasiva siempre que quieras convencer a alguien de algo, y esto traerá además beneficios para tu rendimiento y tus relaciones sociales.

Ejemplos de técnicas de persuasión: el arte de negociar

Si quieres dominar el arte de negociar y convertirte en una persona persuasiva deberás, además de estas técnicas, tener en cuenta algunos ejemplos para aplicar todo lo que estás aprendiendo.

  • Para empezar, una persona persuasiva introduce frases que captan la atención del interlocutor o la audiencia. Estas primeras frases son fundamentales para orientar un discurso. Para ello escoge empezar con datos curiosos o estadísticas, por ejemplo. Imagina que quieres hablar del cambio climático; puedes empezar apuntando a ciudades que podrían desaparecer si los cascos polares se derritieran. Estás dejando claro cuál es tu punto de vista, dando datos y a la vez haciendo reflexionar a tu interlocutor.
  • Cita la experiencia o estudios de otras personas expertas. Esta técnica es la de la autoridad, en la que te apoyas en datos que ha dado una persona que, se supone, puede conocer más del tema. Puedes citar a Nelson Mandela cuando hablas, por ejemplo, de derechos humanos, igualdad o libertad.
  • Aprender a encontrar un punto intermedio cuando estás negociando. Por ejemplo, esto podría darse cuando quieres un aumento de sueldo y asumes, a cambio, más responsabilidad. Lo mismo ocurre cuando quieres convencer de otros aspectos como ir a cenar: te apetece ensalada de un lugar en concreto, pero decides ir a otro lugar siempre y cuando puedas comer ensalada.
  • Utilizar palabras positivas que apelen además a las emociones de tu interlocutor siempre es una opción acertada. “Esta hamburguesa te hará viajar”, “déjate llevar por la sensación de relajación”, por ejemplo.

Para lograr conocer cómo logran utilizar el arte de negociar los expertos puedes, además, fijarte en discursos de sensibilización de organizaciones, eslogan políticos o campañas de publicidad. Pero, no solo eso, puedes fijarte en el amigo que siempre consigue que le den la razón, el familiar que siempre logra un consenso entre todos o el dueño de la tienda de abajo que todos los días vende un producto diferente.

Todos tenemos la capacidad de dominar el arte de negociar, todo es entender qué es la persuasión y empezar a practicar algunas de estas técnicas. Te ayudará a lograr tus objetivos vitales y crecer en el desarrollo personal y profesional.

relaciones interpersonales

Los conflictos más habituales en las relaciones interpersonales: cuáles son y cómo afrontarlos

Los seres humanos estamos continuamente relacionándonos unos con otros. Ya sea por deseo, por gusto o por obligación, mantenemos relaciones interpersonales con muchas personas y es normal, por lo tanto, que haya también conflictos. Puede ser un “rocecillo” fácil de solucionar, como un conflicto más severo que puede complicar una relación.

No importa, sin embargo, lo complicado que sea el desencuentro, porque siempre nos puede afectar a nuestro día a día, nuestro estado de ánimo o nuestra forma de entender las cosas.

Es cierto que, cuanto más grande sea el conflicto, más nos puede afectar, pero, a veces, el desencuentro más insignificante puede también crearnos emociones desagradables y alterarnos nuestra vida y desarrollo personal. Saber gestionar los conflictos, tratar con personas tóxicas y controlar nuestras propias emociones son características fundamentales para prevenir conflictos interpersonales y saber cómo actuar cuando nos encontramos con uno, ya seamos parte implicada de él, o creamos que podemos ayudar a resolverlo desde fuera.

Tipos de conflicto en las relaciones interpersonales: según los participantes

Los conflictos en las relaciones interpersonales puedes ser de muchos tipos. Depende de las personas implicadas en el desencuentro o de las razones de este. Lo que está claro es que, sea como sea, los problemas de relaciones humanas están presentes en todos los ámbitos del día a día: desde el trabajo, hasta las relaciones sociales y personales.

Vamos a ver los tipos de conflicto que existen según los participantes y el contenido de este, que son los más habituales. Empecemos por conocer los conflictos de relaciones interpersonales según los participantes.

  1. Conflicto intrapersonal. Es un conflicto individual, que se da de manera interna dentro de cada persona. El origen de estos conflictos intrapersonales pueden ser pensamientos o emociones, cambios de rumbo en la vida o las decisiones que se tienen que tomar. Pueden ser cuestiones rutinarias como qué ponerse hoy o si hacer deporte o no, pero pueden conllevar problemas emocionales más complicados como angustia existencial.
  2. Conflicto interpersonal. Es el que ocurre en las relaciones interpersonales, el propio de la interacción entre seres humanos. Son muy habituales porque los motivos del estallido del desencuentro pueden ser cientos: desde un malentendido, hasta una acción que produce molestia o una conversación que termina en discusión. Estos conflictos se dan entre dos amigos, en una pareja o con familiares, por ejemplo, por tener valores o puntos de vista diferentes respecto a un tema.
  3. Conflicto intragrupal. Es aquel que, como su propio nombre indica, se da entre los miembros de un mismo grupo o equipo. Este tipo de conflictos repercuten en todos los miembros del equipo y en la organización del equipo en sí, porque puede desestabilizar el buen curso del trabajo grupal. Este tipo de conflictos pueden ser además detonantes de más desencuentros. Por ejemplo, dentro de un equipo de trabajo, cuando dos personas no están de acuerdo sobre la organización de este y el resto de compañeros empiezan también a posicionarse a favor de una u otra parte.
  4. Conflicto intergrupal. Es el conflicto de relaciones interpersonales que más gente puede llegar a implicar porque se da entre dos grupos de personas. Suelen tener como detonante motivos específicos como la ideología o las disputas por ocupar terreno o espacio concreto. Algunos ejemplos podrían ser: por ideología, seguidores de dos partidos políticos opuestos; por ocupar un terreno o espacio, trabajadores de dos empresas por dominar un mercado concreto o por acusaciones de plagio para posicionarse en un mercado. En la vida social podría darse entre aficionados de dos equipos deportivos, por ejemplo, o entre dos grupos de amigos con diferentes opiniones sobre un tema.

Tipos de conflicto en las relaciones interpersonales: según su contenido

Además, el contenido de estos conflictos en las relaciones interpersonales puede variar y se pueden dividir tipos de conflictos también según esta condición.

  1. Conflicto relacional. Es el conflicto más habitual entre dos personas y suele ocurrir por roces del día a día, malentendidos o falta de comunicación. Puede ser entre parejas, amigos o familiares.
  2. Conflicto de intereses. En este conflicto entran en juego la motivación y las necesidades de una persona para enfrentarse a otra. Lucha por conseguir algo que le interesa y eso puede crear un conflicto con el interlocutor. Por ejemplo, cuando alguien quiere una subida de sueldo, pero no se lo quieren conceder dentro de una empresa.
  3. Conflictos éticos y de valores. Este conflicto viene condicionado por la cultura y entorno en el que cada parte del conflicto ha vivido. La diferencia en la educación, el entorno familiar o la ideología de una persona afecta a las relaciones interpersonales.
  4. Conflicto de liderazgo y poder. La lucha por el poder es uno de los detonantes de conflicto más habituales en la historia del ser humano, siempre hay gente que quiere arrebatar el poder a otras personas ya sea en una empresa, en una organización social o en un grupo de amigos. Los líderes, según el tipo que sean, pueden crear desconfianza o malestar entre sus seguidores, y estos pueden querer arrebatarle el poder cuando consideran que está haciendo un uso excesivo de este.
  5. Conflictos de personalidad. Por último, los conflictos que pueden ser más complicados de evitar y enfrentar, los que se crean por la manera de ser de las personas. Cuando no se congenia con otra persona, cuando no se comparte nada con ella, lo más probable es que haya conflictos.

Cómo afrontar un conflicto

A pesar de ser habituales en las relaciones interpersonales, e incluso en la relación intrapersonal, los conflictos no son plato de buen gusto. Nos pueden producir frustración, tristeza, enfado… Saber afrontar estos conflictos es una de las claves para poder poner una solución al desencuentro, aprender a hacer reflexiones positivas sobre la situación y siempre salir reforzado personal y en la relación con la otra u otras personas.

Para ello es fundamentar cumplir varias características:

  • Tener autocontrol de nuestras propias emociones y no dejarnos llevar por ellas. Tratar los secuestros emocionales cuando nos enfrentamos a una situación difícil para no empeorarla.
  • Aprender a tolerar las críticas y verlas como una posibilidad de mejorar. Es importante no entender las críticas como un ataque personal, sino como la opinión de otra persona para ayudarte a ser mejor, para ello es fundamental tener una autoestima alta y dominar las habilidades comunicativas.
  • Saber decir que no, parar los pies a alguien, cuando no te sientes a gusto con su opinión o cómo te está haciendo sentir. ¿Te suena eso de “es mejor prevenir que curar”? Pues este es un momento para aplicarlo.
  • Saber cómo tratar con las personas tóxicas, conocer cómo detectarlas y saber cómo responderles para decidir si quieres o no seguir formando parte de su círculo. Si decides hacerlo, es importante que conozcas cómo protegerte ante ellas.

La forma en la que respondes a los conflictos en las relaciones interpersonales condicionará en efecto que tienen en ti. Es normal que un desencuentro te haga sentir emociones desagradables, pero saber gestionarlas te llevará por el camino del desarrollo personal. Aprender a vivir en sociedad es fundamentar para crecer como persona y llegar a cumplir tus metas vitales.

personas toxicas frases

Personas tóxicas: frases que utilizan y cómo puedes responder para alejarte de ellas

Los seres humanos somos sociables por naturaleza. Necesitamos el calor de otras personas para sentirnos parte de un grupo, saber que tenemos un vínculo emocional con alguien y que no nos vamos a quedar solos ante los baches que nos pone la vida. A veces, sin embargo, podemos incluir en nuestro círculo cercano a personas que no nos aportan ningún beneficio, aunque parezca que sí, las personas tóxicas.

Una persona tóxica es aquella que te puede alterar el estado de ánimo, quitarte la energía y generar estrés. Estos perfiles llevan a cabo comportamientos que pueden ser perjudiciales para ellos mismos y también para su entorno. Generalmente, conocen cómo manipular a una persona para lograr cumplir sus objetivos, aunque esto suponga que la persona afectada se aleje de los suyos.

Cuando mantenemos una relación emocional con una persona tóxica, se dice que no es una unión sana, ya que siempre va a tener prioridad ante nuestros sentimientos, nuestros objetivos y nuestros logros. Una relación deseable es aquella en la que se comparten las victorias y los fracasos, que se alegra tanto o más por tus logros y siente como si fueran suyos tus derrotas.

Es por esto que es fundamental saber detectar los comportamientos de las personas tóxicas y las frases que utilizan con frecuencia. Así, podrás poner remedio lo antes posible a una relación que no es sana y que puede conllevar muchos problemas a largo plazo. Por supuesto, poner remedio no significa cortar de raíz la relación, y más cuando se trata de una persona muy cercana, sino de conocer cómo protegerte ante sus técnicas y de cómo ayudar a que sea consciente de que sus actitudes son dañinas.

Personas tóxicas: frases que hacen saltar las alarmas

Además de conocer las características comunes de las personas tóxicas, te recomendamos estar al tanto de cómo actúan las personas tóxicas y las frases que utilizan a menudo para que, si las escuchas u observas con frecuencia, puedas plantearte si estás ante un perfil de este tipo.

1. Personas tóxicas: frases para dañar tu autoestima

  • “¡Es tu culpa!” Recuerda esta frase de personas tóxicas porque siempre van a encontrar la manera de hacerte sentir culpable de que algo salga mal o, al menos, no como se esperaba. Utilizarán tus errores en tu contra para lograr que te comportes como ellas quieren que lo hagan.
  • “No sabes de lo que estás hablando”. Una persona tóxica tiene un sentimiento de superioridad emocional e incluso puede hacerte sentir vergüenza o ridículo por ello.
  • “Estás siendo inseguro”. Aprovechan tus dudas y debilidades para hacerte sentir todavía peor para lograr el control sobre tus sentimientos. Las personas tóxicas son generalmente inseguras y te arrastrarán a ese mismo estado para no sentirse las únicas.
  • “Pero hiciste…” Te recordarán aquellas cosas que hiciste mal cuando estés enfrentándote a ellos para hacerte ver que la culpa sigue siendo tuya y nunca de ellas.
  • “Tendrías que haberme hecho caso”, utiliza tus debilidades para crearte remordimientos y crearte inseguridades que afectarán a tu autoestima y confianza a la hora de tomar decisiones.

2. Personas tóxicas: frases para manipularte

  • “Estás siendo demasiado dramático”, es otra de las estrellas en la colección frases de persona tóxica. Esto terminará por hacer que tú no te sientas con la libertad suficiente para expresar tus sentimientos, como ocurre con cualquier relación sana. Tratarán de invalidar tus sentimientos diciendo que estás exagerando.
  • La frase que apela a la necesidad: “No soy nada sin ti/No eres nada sin mí.” Son frases de personas tóxicas que ponen en cuestión su propia autoestima y la de los demás para lograr el apego. Sin embargo, crear esa ‘necesidad’ supone un síntoma del trastorno de dependencia.
  • “No puedo ser amigo/pareja/compañero de alguien que…” Y utilizarán en tu contra una característica tuya para darte un ultimátum o como forma de amenaza. Si terminas por creer este tipo de avisos, lograrán que cambies algunos aspectos de tu vida que pueden ser positivos, pero a ellos les hace sentir mal.
  • “No valgo para nada”. Esta es una de las descripciones básicas de la persona tóxica, la frase con la que auto atacarse para apelar a tu compasión y que levantes su ánimo. Crearán en ti un sentimiento de pena del que después se aprovecharán.
  • “Con lo que he hecho por ti, no puedes hacerme esto ahora”. Van a utilizar el pasado para hacerte sentir que les debes favores y justificar que estés obligado a devolvérselos. Así, lograrán que hagas lo que ellos quieren.

Como ves, las personas tóxicas utilizan frases para dañarte y manipularte, y tienen además un gran repertorio de ellas. Lo importante es que sepas detectar estos comportamientos a tiempo para no dejar que te afecten profundamente. Para ello, te proponemos algunas frases con las que responder a las personas tóxicas.

Frases para defenderte de ellas

Para poder evitar las situaciones con las que las personas tóxicas pueden dañarte es fundamental que sepas qué decirles en los momentos idóneos. Tus respuestas tienen que ser contundentes a la vez que amables y no debes rebajarte a su forma de hablar ni al uso de descalificativos. Recuerda siempre que tú juegas con la ventaja de poder gestionar tus emociones, y ese es tu escudo.

  • Puedes utilizar frases como “¿Puedes repetirme eso mismo, pero con más calma?”, “no quiero que me hables así” o “si me sigues hablando de esa forma me iré” cuando esté en el momento álgido de la discusión. Tienes que hacerle ver que sus palabras no te están afectando y que, si no cambia su actitud, no logrará establecer una comunicación eficaz contigo.
  • Utiliza el lenguaje no verbal para hacerle ver que lo que te está diciendo no te está gustando o que no crees que te esté diciendo la verdad. Cuestiona sus afirmaciones con preguntas como: “¿A qué te refieres”, “¿Cómo dices?”, “No lo entiendo, quieres decir que…”.
  • Cuando crees que una persona tóxica dice frases con las que está exagerando la situación, invítale a la reflexión para que se cuestionen su percepción del asunto en concreto. Puedes hacerlo con frases como “¿De verdad piensas que eso es así?”, “¿Tú crees que es verdad eso que acabas de decir?”.
  • Por último, cuando notas que está empezando a desesperarse puedes utilizar para personas tóxicas frases como “Te noto molesto”, “Parece que estás enfadado”, “¿Por qué te sientes frustrado?”.

Una comunicación asertiva es fundamental para lidiar con personas tóxicas y sus frases, que son dardos directos para dañar tu autoestima o manipularte. Mantén siempre la calma cuando te dirijas a ellas y, si es necesario, aprende a ignorarlas y a no darles el protagonismo que buscan.

Recuerda que es importante que conozcan cómo son las personas tóxicas, las frases que utilizan con frecuencia y sus características para detectarlas con la mayor brevedad posible. Así, podrás decidir si sacarlas de tu vida o seguir en contacto con ellas, pero aprendiendo a lidiar con ellas y que no te afecten sus comentarios.

Las personas tóxicas tienen frases frecuentes que utilizan para traerte hasta su red, no dejes que te manipulen y pon un límite a sus comportamientos.

como controlar la ira

Conoce cómo controlar la ira mediante la gestión emocional

La respuesta emocional que damos cuando no se cumplen nuestros objetivos, estamos disconformes con una situación o no se cubre una necesidad es la ira. Es una reacción que puede conducirnos a la furia o la rabia, y, llevada al exceso, puede mermar nuestra capacidad de comprensión, comunicación y empatía.

La ira cumple una función vital en nuestro día a día, igual que lo hacen el resto de emociones, ya sean agradables, como la alegría, o desagradables. En el caso de la ira, es una reacción primaria para la supervivencia, para avisar al resto de personas de que no se está de acuerdo con algo y evitar un conflicto, por ejemplo.

La clave de la gestión emocional es que las personas sean capaces de controlar su reacción a cualquier situación, por difícil que sea, sin dejar que las emociones sean quienes dicten cómo actuar. Para ello, es necesario un ejercicio de autoconocimiento y trabajo a conciencia. El resultado es lograr la capacidad de sacar lo mejor de ti mismo, de cada momento y de, entre otras cosas, conocer cómo controlar la ira, una de las siete emociones básicas del ser humano.

La ira: lo que tienes que conocer sobre esta emoción básica ¿Qué es la inseguridad emocional?

En efecto, junto a la sorpresa, la tristeza, el desprecio, el miedo, la alegría y el asco, la ira es una de las siete emociones básicas del ser humano. A pesar de que sean habitualmente como tal, estas emociones no son negativas porque todas cumplen una función fundamental para nuestra supervivencia.

El aspecto negativo de las emociones viene cuando se viven con exceso, cuando dejamos que controlen nuestra forma de reaccionar, y eso ocurre cuando no logramos aprender a gestionarlas. Esto produce que no podamos rendir al 100%, que no nos sintamos felices o que nuestras relaciones interpersonales no den todo su fruto.

Es por esto que conocer cómo controlar la ira, igual que el resto de emociones, puede tener grandes beneficios en nuestro día a día personal, profesional y social. Es una buena forma de conocernos a nosotros mismos y lograr reforzar los aspectos positivos de nuestra personalidad.

Las principales características de una persona que responde desde la ira son, en especial, fisiológicas, y otras personas pueden verlas con facilidad.

  • Se tiende a fruncir el ceño.
  • El gesto de la cara es más agresivo.
  • Puede apretar la mandíbula, los puños o las manos entre sí.
  • La postura corporal es más tensa, se estiran los brazos y la mirada se fija en otra persona o el objeto que le produce esa emoción.

Por otro lado, la respuesta no visible para otras personas pero que sí siente quien está experimentando la ira son el aumento del ritmo cardiaco o de la velocidad de respiración, entre otras cosas.

Es fundamental que conozcas cuándo estás empezando a sentirla, qué situaciones pueden funcionar como detonante de esta o en qué momentos crees que es más susceptible de aparecer para empezar a trabajar en cómo controlar la ira. Es por esto que tienes que conocer cómo la expresas tú, tu forma más personal de decir “no estoy de acuerdo con esto”.

Qué significa saber cómo controlar la ira

Controlar las respuestas emocionales no se refiere a ocultarlas, ni mucho menos. No expresar tu ira podría conducirte a la frustración o apatía, mientras que controlarla se refiere a valorar si merece la pena o no generar una respuesta emocional negativa.

Por ejemplo, cuando estás conduciendo y otra persona comete una infracción, te corta el paso o te llama la atención porque no está conforme con tu forma de actuar. Es un conflicto que puede durar segundos y, sin embargo, una persona que no sabe cómo controlar su ira se enfadaría y tendría una sensación desagradable que dura más que el propio conflicto.

A la hora de aprender a gestionar las emociones es normal que a algunas personas les cueste más y a otras menos. Lo importante, sin embargo, es tener la disposición a aprender a controlar tus respuestas emocionales.

Ejercicios para aprender controlar la ira

No nos cansaremos de repetir que la ira no tiene por qué ser negativa. Es una emoción que cumple la función de cambiar los aspectos que no nos gustan, imponernos sobre las injusticias o nos da la energía que necesitamos para afrontar situaciones difíciles.

Sin embargo, para que esto sea así y no nos dejemos llevar por ella, es importante aprender a gestionarla para controlar la ira y la agresividad que esta puede producir en casos extremos. La forma de sacar el mayor partido a esta sensación es aprendiendo a cómo canalizar la ira.

Para ello, tenemos que ser muy conscientes de nuestras emociones y trabajar de forma constante para intentar mejorar cada día nuestra técnica de cómo controlar la ira para sacar el máximo provecho a todos los aspectos de la vida. Te presentamos algunos ejercicios que pueden ayudarte con este objetivo.

  • Buscar la causa que nos ha producido esta sensación y analizarla para relativizar nuestra respuesta. Este es el paso principal para conocer cómo controlar la ira. De esta forma, además, estamos haciendo un gran trabajo de autoconocimiento que nos sirve para empezar a gestionar también otras emociones.
  • Ofrece a la comunicación la atención que se merece. Los seres humanos somos sociables por naturaleza, y para que esas relaciones sean fructíferas la herramienta fundamental es la comunicación. También funciona con la ira. Aprender a expresar cómo nos sentimos cuando sentimos que está empezando a crecer en nosotros la ira es una clave para conocer cómo controlar la ira. La forma de expresarlo es con honestidad y sinceridad, practicando una comunicación asertiva y dejando de lado las palabras más desagradables como insultos o descalificaciones.
  • Aprender a trabajar la empatía. La realidad no es más que una percepción subjetiva de los acontecimientos, y esta es única y personal para cada parte implicada en un conflicto. Entender la posición de otras personas y saber respetarlas es una forma brillante de gestionar la ira.
  • Entender las críticas como una oportunidad, y no como un ataque personal. Cuando se trata de personas cercanas, lo más probable es que las críticas que te hacen sean constructivas, con el objetivo de motivarte o impulsarte para mejorar. Aprende a procesarlas como tal y notarás en ti una gran mejora emocional.
  • Técnicas para aprender a canalizar la ira cuando sentimos que estamos a punto de explotar. En este caso, las técnicas para controlar la ira son mucho más inmediatas y sirven como una pausa antes de dar una respuesta emocional a una situación: por ejemplo, contar hasta diez, hacer respiraciones profundas para relajarnos o distanciarse durante un tiempo, ya sean minutos, horas o días, de la situación de conflicto.

Cuando descubras cómo canalizar la ira, y experimentes la posibilidad de controlarla verás cómo es posible mejorar tus fortalezas y trabajar tus debilidades para crecer como persona. Te ayudará a descubrir nuevos aspectos positivos de tu personalidad y a mejorar, en especial, tus relaciones sociales.

La gestión emocional es la principal herramienta del desarrollo personal y aprender a cómo controlar la ira contribuye también a ello. Descubre que es posible mejorar y genera un cambio en tus respuestas emocionales.

inseguridad emocional

Inseguridad emocional: qué es y cómo la puedes gestionar

¿Cuántas veces has escuchado la palabra inseguridad? “Está lleno de inseguridades…”, “no puede hacer algo porque le puede la inseguridad”. Cuando hablamos de inseguridad emocional, esas frases se transforman en primera persona y, aunque sea de forma inconsciente, una persona se dice a sí misma “nunca podré hacerlo”, “no soy capaz de sacar adelante este trabajo”, “no tengo la capacidad para llegar a lograr esto”.

Con estas frases puedes entender a qué nos referimos cuando hablamos de la inseguridad emocional, también conocida como inseguridad personal. Es la desconfianza que creamos hacia nosotros mismos que nos produce una gran sensación de duda respecto a nuestras capacidades, sentimientos o conductas.

Podríamos decir que es una mochila llena de pensamientos negativos que hemos ido guardando durante años y que se manifiestan en forma de, por ejemplo, timidez, tristeza, temor o indecisión.

La inseguridad emocional está influida por nuestra autoestima, nuestras experiencias vitales o la falta de gestión de nuestras emociones. Es una sensación que creamos desde nuestra percepción de la realidad y, por lo tanto, desde una visión subjetiva y sugestionada.

Pero, vamos a matizar algunos aspectos del significado de inseguridad emocional y cuáles son algunas de las causas que pueden crearla. Así mismo, cuando llegues al final te daremos algunos consejos para deshacerte de ella y ser siempre tu mejor versión.

¿Qué es la inseguridad emocional?

Se entiende como inseguridad emocional un estado en el que el ser humano no se siente capaz de confiar en sus propias capacidades para cumplir ciertos objetivos, y tiene la percepción de que no puede responder a las propias exigencias.

Aunque está muy unida a la autoestima, no es el mismo concepto. La inseguridad se refiere a la confianza en nuestras capacidades, y la autoestima a la valoración que hacemos de nosotros mismos.

Es una sensación que condiciona, sin duda, la vida de una persona. Su capacidad de rendimiento, su energía del día o la forma en la que se relaciona con los demás está directamente supeditada por la inseguridad. Estas son algunas de las formas en las que se manifiesta la inseguridad emocional en una persona.

  • Le afectan extremadamente las opiniones ajenas.
  • No busca cambios en su vida por temor a fracasar.
  • Tiende a compararse con el resto de personas.
  • Actúan con timidez y con dificultad a la hora de interactuar con gente desconocida.
  • Les cuesta disfrutar de la vida, porque viven con una constante preocupación.

¿Por qué una persona es insegura?

Las causas por las que una persona desarrolla un estado de inseguridad son variadas, igual que la forma de reaccionar o actuar ante las situaciones difíciles. Cada cual mira la realidad desde una óptica personal. Aún así, se han detectado algunas causas comunes que explican por qué puedes ser tan inseguro.

  • Puedes ser muy autoexigente y extremadamente perfeccionista. Esto te impide ver la escala de colores y solo entiende dos extremos: o la perfección absoluta o la completa catástrofe. Lo mismo ocurre con la toma de decisiones, o son buenas o son malas, sin un término medio. Por supuesto, todo en la vida no puede ser perfecto, ni está bajo control de una sola persona, ni puede ser lo mejor, hay que saber comprender también los grises y matices intermedios.
  • Por otro lado, puede ser una consecuencia de la educación recibida. Cuando esta ha sido muy exigente puede llevar a que la persona se sienta incapaz e insegura a la hora de tomar decisiones o llevar a cabo ciertas conductas. Lo mismo ocurre cuando una infancia ha estado caracterizada por la sobreprotección o, por el contrario, por falta de seguridad.
  • Como hemos dicho antes, la inseguridad emocional y la autoestima van de la mano. Precisamente, una autoestima baja influye directamente en la desconfianza en uno mismo para sacar adelante proyectos profesionales, vitales o de relaciones sociales. La forma en la que nos vemos y nos queremos nos hace resaltar nuestros aspectos negativos.
  • Una experiencia traumática, por último, es otra de las características que pueden responder a porque una persona es tan insegura. Se produce después de ver las consecuencias negativas de una mala decisión, o de una situación que no ha tenido el final esperado. La persona que ha vivido la experiencia traumática deja de confiar en sus criterios o capacidades.

Una vez más, no olvides que todas las personas son diferentes y que cada una puede crear un estado de inseguridad emocional por razones muy variables. La falta de autocontrol emocional puede tener como consecuencia la inseguridad, por eso es tan importante observar de vez en cuando nuestra salud emocional.

En ocasiones, es importante que te conozcas en profundidad para detectar las causas de la inseguridad personal. Hablar con otras personas, meditar o leer libros de autoayuda pueden contribuir a descubrirlas.

Algunas claves para gestionar la inseguridad emocional

El psicólogo Erich Seligmann Fromm dejó la siguiente afirmación para la prosperidad: “la tarea que una persona puede y debe establecer por sí misma no es sentirse segura, sino ser capaz de tolerar la inseguridad”.

Para empezar a gestionar la inseguridad emocional puedes empezar por hacer ejercicios de meditación e introspección y conocerte mejor, desde tus sentimientos profundos. Conocerte mejor es siempre beneficioso para tu salud mental, para disfrutar de un sentimiento de plenitud en todos los momentos de la vida.

Además, puedes intentar trabajar algunos de estos consejos.

  • Aprende a apreciar tus fortalezas y trabajar tus debilidades. Todo el mundo tiene cualidades que marcan la diferencia, fortalezas que tiene que encontrar y reforzar. Aprecia tus buenas características y valóralas, no te quedes en tus percepciones negativas.
  • Comunícate, aprende a expresarte sin miedo, a decir qué sientes y cómo ves la realidad desde tu punto de vista. Elige a las personas que te proporcionan confianza y explica tus sentimientos con honestidad, no solo con el resto de personas sino también contigo mismo.
  • Recuerda que lo importante no siempre es el resultado y aprende a valorar los logros y avances del camino. Busca el lado bueno de cada proyecto que no ha salido como te gustaría.
  • Aprovecha las críticas como una oportunidad para mejorar y no como un ataque personal que solo te crea inseguridad personal.

Hay otras opciones a las que puedes acudir cuando quieres aprender a gestionar la inseguridad emocional y sentir que siempre consigues ser tú mismo al 100%. Una de ellas es acudir a especialistas para que te guíen en la búsqueda de un mejor bienestar emocional.

Por otro lado, te proponemos también descubrir la técnica de la Programación Neurolingüística, que analiza el proceso inconsciente que se produce en la mente humana para llevar a cabo un comportamiento concreto. Es una técnica que puede ser de gran ayuda para modificar cómo se crean las emociones negativas ante situaciones difíciles.  

La inseguridad personal es un sentimiento totalmente normal en momentos puntuales de la vida de una persona; cuando habla por primera vez en público o cuando va a cambiar de trabajo, casa, pareja… Es una emoción sana siempre y cuando no te impida realizar actividades que te llenan, o no se convierte en una sensación crónica.

Actúa siempre con determinación, conviértete siempre en la mejor versión de ti mismo sin que te invada la inseguridad emocional.

que es la empatia

¿Qué significa empatía? Más allá de ponerse en el lugar de otra persona

Esa sensación de alegría compartida cuando una persona de tu entorno te da una buena noticia, podéis llegar a reír, a saltar… a expresar física y verbalmente ese sentimiento que, a pesar de ser de otra persona, la sientes como tuya. Lo mismo ocurre cuando la noticia es mala, tiendes una mano, das un abrazo o haces un gesto de apoyo, de cariño, de una tristeza también compartida.

Eso es la empatía. Se define, generalmente, como la participación afectiva de una persona en una realidad que es ajena. Es la capacidad de ponerse en la piel de la otra persona, de intentar comprender su situación para entender también así su postura ante un acontecimiento.

Empatizar es un ejercicio para tratar de interpretar la situación de la otra persona, cómo se siente, qué pasa por su mente y por qué muestra esa actitud. Saber qué significa la empatía es fundamental para que las relaciones interpersonales sean más constructivas.

Qué significa empatía

Según la definición de la Real Academia de la Lengua Española, la empatía es el sentimiento de identificación con alguien o la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. En ocasiones, y de forma errónea, se puede llegar a confundir con la compasión o la simpatía, y no es únicamente ponerse en la piel de otras personas, sino una característica que va más allá.

No es lo mismo comprender la situación de la otra persona que permitir que esta actúe tal y como le dictan los sentimientos. En ocasiones, entendemos las posturas ajenas, pero nos focalizamos en lo que haríamos nosotros en esa situación, lo unimos a una vivencia propia y, al fin y al cabo, a una forma de ser tan personal como única.

La empatía forma parte, además, de varias habilidades comunicativas como la asertividad o la escucha activa, así como de la inteligencia emocional, a la que se le ha dado importancia en las últimas décadas.

Esta característica es vista como un valor positivo. La definición de qué es empatía muestra que, sin duda, tiene muchos beneficios tanto en la relación con otras personas como a nivel personal. 

Trabajar la inteligencia emocional nos puede aportar grandes beneficios en nuestro desarrollo personal. Los cursos sobre inteligencia emocional, así como los libros sobre el tema, pueden ser unos grandes aliados para ello.

Qué significa la empatía más allá de ponerse en el lugar del otro

¿Por qué la empatía no es simpatía ni compasión? Para poder dar una definición completa de qué significa empatía, es importante también saber diferenciarla de los conceptos a los que más se parece. Por eso: 

  1. Empatía no es simpatía porque no nace del sentimiento de preocupación y no tiene por objetivo mejorar la situación de la otra persona. Lo que hace de la simpatía diferente de la definición de qué es empatía es que no se crea conexión con la otra persona basada en experiencias propias, sino a partir de la preocupación. Por ejemplo, te preocupa que funcione el tratamiento médico de una persona y crea simpatía; la empatía sería comprender de manera profunda y en base a la experiencia propia los sentimientos que está experimentando la otra persona. 
  2. Empatía no es compasión porque no incluye el deseo de ayudar. La compasión nace del sentimiento de pena por la situación de otra persona, con el fin principal de ayudarle a mejorar esa situación. 

Hablamos de que la empatía es más que ponerse en el lugar de otra persona porque significa comprenderlo, deshacernos del ego que puede llevarnos a pensar que solo nuestro punto de vista es válido, a que tenemos una obligación moral de mejorar su situación y a aprender a escuchar de forma activa.

Qué significa empatía en el desarrollo personal

Aunque la empatía es una característica involucrada principalmente en las relaciones interpersonales, conlleva detrás también un importante ejercicio de desarrollo personal.

¿Qué significa la empatía en el proceso del desarrollo personal? Porque es una característica que vamos adquiriendo desde pequeños y tiene como base nuestra conciencia emocional. Para entender las emociones de los demás tenemos que, primero, aprender a leer las nuestras.

Así, la forma en la que nos han educado, por ejemplo, influye en nuestra capacidad para empatizar. Pongamos que nos han enseñado a ignorar nuestros sentimientos con frases como “deja de llorar” o “no te pongas así”. Si eludimos nuestros sentimientos no aprenderemos a reconocerlos y, por lo tanto, tampoco sabremos hacerlo con los del resto.

Si aprendemos a comprender estas emociones, a expresarlas y a reconocerlas podemos detectarlas también en el resto de personas y podremos darles una respuesta adecuada. Aunque saber empatizar se muestra en sociedad, el cambio empieza en nosotros mismos.

La empatía es una virtud fundamental para nuestra comunicación

La capacidad para empatizar con el resto de personas juega un papel fundamental en nuestra forma de comunicarnos y en los conflictos interpersonales. Saber empatizar permite aprender a escuchar y a crear relaciones sólidas, así como a evitar conflictos interpersonales y a gestionarlos desde el respeto. 

El ser humano vive, inevitablemente, rodeado de otras personas y recibe información de éstas mediante los sentidos y las emociones. Es por eso que aprender a comprenderlas y sentir empatía es fundamental para la comunicación. Solo tienes que fijarte en cómo te gusta sentirte tú cuando estás rodeado de otras personas. 

La respuesta, probablemente, más común es sentirte comprendido, seguro, en confianza… Esas sensaciones son las que se crean con la empatía. Cuando confías en una persona y te sientes segura con ella eres capaz de hablar sobre cómo te sientes sin necesidad de que esta te de una solución. Basta con que, en muchas ocasiones, ni siquiera hable, sino que sientas su apoyo con gestos como cogerte de la mano o apoyar su mano en tu hombro. 

Mejorar nuestras relaciones personales, por lo tanto, empieza también por una mejora de nuestro desarrollo personal. El papel de las emociones en nuestro día a día es ineludible y tenemos que aprender a leerlas y gestionarlas para disfrutar de un completo bienestar.

Conocer qué significa la empatía y practicarla te conducirá a construir unas relaciones sociales sólidas, basadas en la confianza y el respeto. Sin embargo, no es solo eso porque te ayudará a avanzar en tu desarrollo personal, a descubrir cómo te sientes tú, qué sientes, a autocomprenderte. 

La empatía no busca simpatía ni compasión. Es fundamental que entiendas qué significa empatía y que sepas diferenciarla de estos dos conceptos. Cuando una persona comparta contigo sus emociones evita hacer comparaciones con situaciones parecidas que has vivido tú o darle una solución. Limítate a comprenderla sin necesidad de sentir que ese sentimiento es tuyo o ya lo has vivido. 

La empatía conlleva el desarrollo de la inteligencia emocional, ayudará a completar tus habilidades sociales y reforzará tus relaciones interpersonales. Conoce qué significa la empatía para empezar a experimentar estos cambios. Tu bienestar está en tus manos. Y no dudes en

personas toxicas

Personas tóxicas, cómo son y cómo actuar ante ellas

Cuando hablamos de personas tóxicas seguro que te viene a la mente alguien con quien te has relacionado e incluso has querido y que has terminado descubriendo que no era una buena compañía. Hay personas tóxicas que identificas más rápido que otras o que tu cariño por ellas te ciega y no puedes ver cómo te están afectando.

Antes de entrar a analizar cómo nos afecta, cómo podemos detectarla o algunas medidas lidiar con ella, vamos a intentar dar una definición de persona tóxica. Es aquella que altera el estado de ánimo, te quita la energía y que lleva a cabo comportamientos que pueden per perjudiciales para ella misma y para su entorno. Pueden generar estrés y malestar en otras personas, manipularlas y crear distancia entre ellas.

Cuando estamos ante una figura así, no debemos simplemente huir, dependiendo de la situación, claro está. Si tu mejor amigo ha empezado a desarrollar actitudes tóxicas, tu hermana o alguien muy cercano a ti romper todo tipo de relación no ayudará ni a una parte ni a la otra.

Es importante aprender a detectar los comportamientos tóxicos y conocer cómo podemos llevarlos para que no nos afecten y ayudarles así a que ellas también puedan cambiar.

¿Cuáles son las características de una persona tóxica?

Para poder detectar a una persona tóxica nos tenemos que guiar por sus comportamientos hacia el resto de personas, hacia nosotros mismos e incluso hacia sí misma. No se trata de utilizar el término de forma general cuando una persona no se comporta como nos gustaría o esté siempre, por ejemplo, de mal humor. 

La gente tóxica comparte algunas características comunes que a veces van a más allá de lo obvio y hay que observarlas bien para darse cuenta de que tiene alguno de los siguientes comportamientos.

  • Tienen la necesidad de ser siempre el centro de atención, son egocéntricas. Hablan constantemente y de forma excesiva de ellas, de sus problemas, sus experiencias o sus ideas. Quieren tener siempre la atención.
  • Son personas a las que les falta empatía, ponerse en la piel de los demás para intentar comprender también su punto de vista. Esta característica va unida a la de ser egocéntricas, estas personas no son capaces de ver el daño que están causando en los demás.
  • Generalmente las personas tóxicas son infelices, no saben canalizar sus emociones y carecen de inteligencia emocional mediante la cual conocer sus sentimientos y los de los demás.
  • La envidia les caracteriza. No tienen esa madurez emocional para entender que una persona no puede tener todo lo que desea o tienen los demás. Esto produce sensaciones de frustración y odio.
  • De la misma forma, no se alegran por los logros ajenos y no apoyan a las personas en sus momentos complicados.
  • Suelen ocupar el rol de víctimas y lo utilizan para lo primero que hemos hablado, para ser el centro de atención. Juegan así además con los sentimientos del resto y logran que se les vea como personas frágiles, que incluso se puedan justificar algunas de sus acciones.
  • Su discurso se construye mediante las quejas, las críticas y el pesimismo. Es por esto que se dice que quitan la energía, porque es muy difícil lograr la motivación cuando se está con una persona tóxica. Siempre ve una montaña de problemas que evitan avanzar en los proyectos y en la vida.

Aunque estas son, de forma general, las características de las personas tóxicas, cada cual es un mundo y puede tener una personalidad diferente. Desde la psicología se han detectado diferentes tipos de personalidades tóxicas.

Personas tóxicas: tipos

Cuando detectamos que una persona está teniendo una actitud tóxica es conveniente poder clasificar cuanto antes qué tipo de comportamiento está teniendo para descubrir su “estrategia” y poder frenarla antes de que provoque consecuencias en tu vida o tu carácter.

  1. La persona tóxica victimista. Se responsabiliza de todo lo que le ocurre al resto de personas y puede llegar a contagiar ese pesimismo mediante el chantaje emocional para lograr beneficiarse o sentirse mejor.
  2. La persona egoísta. Como hemos visto, esta es una de las características de la gente tóxica. No comparte lo que tiene y se puede mostrar agradable cuando le interesa conseguir algo. Es una forma de manipular a las personas y no es conveniente darle confianza.
  3. Las personas tóxicas envidiosas, que habitualmente se esconden en esa característica por baja autoestima o frustración. Nunca se alegran por los logros ajenos y terminarán sintiendo rencor hacia ti.
  4. Las personas manipuladoras, que saben detectar tus debilidades para moldear tus deseos en su beneficio. Son personas que quieren tener siempre el control sobre las situaciones y no tienen en cuenta las consecuencias negativas que pueden afectar a quien manipulan.
  5. Las personas agresivas o maltratadoras verbalmente, que pretenden rebajar la autoestima de la otra persona con maltrato verbal. Estas situaciones pueden darse tanto en pareja, en grupos o en el trabajo con el gran problema del acoso laboral (también conocido como mobbing).
  6. Las personas cotillas que critican al resto cuando estos no están presenten y difunden rumores para hacer daño. Son personas de las que no puedes fiarte, aunque sean amigables contigo. Si critica al resto a sus espaldas, ¿por qué creer que no lo hará contigo?
  7. La persona narcisista e intolerante, es aquella que se creen perfecta y tiene muchos estereotipos. No deja que se le lleve la contraria y juzga al resto de personas en base a sus propias creencias, que por supuesto son subjetivas.

Cómo actuar o alejarse de una persona tóxica

Ya hemos dicho que cuando se trata de relacionarnos con personas que hemos detectado que tienen actitudes tóxicas podemos alejarnos de ellas cuando no son de nuestro círculo cercano. En cambio, cuando se trata de alguien a quien queremos y de quien no queremos alejarnos, podemos aprender a tratar con ellas.

Cuando queremos seguir tratando con ellas es importante que exista la comunicación y podamos explicarle cómo nos hace sentir, qué queremos que cambie y cómo podemos ayudarle. La comunicación asertiva es fundamental, así como poner límites a sus comportamientos hacia nosotros.

La forma en la que puedes poner límites y ser asertivo cuando hay un conflicto con la persona tóxica es mediante fórmulas como “no voy a seguir esta conversación si sigues diciendo que soy…” o “podemos hablar de esto cuando te hayas calmado”. No justifiques las razones por las que le dices “no”.

Es importante que cuando estés tratando con una persona que reconoces como tóxica cuides también tu bienestar. Que te rodees de personas que te generan confianza, intenta desarrollar mecanismos de defensa para que no te afecten sus actitudes e intenta relativizarlos. No entres nunca en su juego, en descalificativos o provoques un conflicto, procura evitar situaciones que te puedan afectar todavía más.

Cuando pienses que estás ante una persona tóxica, lo más recomendable es tomar distancia lo antes posible, pero si esto no fuera posible lo más inteligente es adaptar tus sentimientos y comportamiento hacia esa persona.

Detectar a una persona tóxica no siempre es fácil, y dependerá también de nuestro sentimiento afectivo hacia ella. Lo importante es detectar cómo te hace sentir y protegerte.

conflicto interpersonal

¿Cómo prevenir y afrontar los conflictos en las relaciones interpersonales?

Es prácticamente inevitable tener un conflicto con alguien. Cuando no estás de acuerdo con sus ideas, sus valores o sus actitudes, se crea un conflicto. Es parte de la interacción entre personas, y se producen de forma más o menos fácil. Esta situación de desacuerdo entre personas se conoce como conflicto interpersonal.

Las causas de conflictos interpersonales pueden ser multitud, desde opiniones diferentes respecto a un mismo tema, falta de comunicación asertiva, un choque de perspectivas, y malentendidos que, cuando se solucionan, pueden parecer totalmente banales.

¿Cuándo se produce un conflicto interpersonal? Imagina que eres una persona vegetariana y uno de tus mejores amigos te empieza a dar argumentos, que para ti no son válidos, sobre por qué no deberías seguir esa alimentación. Te sientes atacado o atacada por sus comentarios y los entiendes más como una crítica que como un argumento, y empezáis a discutir.

El asunto, además, se desvía de la cuestión del vegetarianismo y entráis en otros asuntos personales como la ética o el ecologismo. En ese momento, se ha producido un conflicto interpersonal.

Los conflictos en las relaciones interpersonales son habituales y pueden también estar producidos por la diferencia en los intereses personales, como por ejemplo un viaje que tú quieres hacer a un lugar concreto y tu grupo de amigos a otro. Puede ser que tú confíes en que la clave para sacar adelante un proyecto sea una cosa, y tu grupo de trabajo piense que es otra.

Conflictos interpersonales: cómo evitarlos

Según indican las encuestas[1] en los entornos laborales un 20% del tiempo se dedica a la resolución de conflictos interpersonales. Esto afecta por supuesto a la productividad y a la relación entre las personas que han formado una de las partes del desacuerdo e incluso todo el equipo.

Aunque no se conoce cuánto tiempo podemos pasar en la vida social resolviendo conflictos, sabemos que es una problemática bastante habitual, con más o menos gravedad que puede afectar no solo a las personas implicadas sino al grupo de amigos o el resto de la familia.

Es importante conocer cómo se tienen que resolver los conflictos, pero más importante y útil es aprender a evitarlos a tiempo para no perder tiempo y crear malestar en tu entorno. Estas son algunas de las señales que tienes que tener en cuenta para prevenir un conflicto:

  • Reacción exagerada a las situaciones que no son graves.
  • Desacuerdo constante sin importar el asunto.
  • Comunicación no verbal negativa
  • Faltas de comunicación.
  • Insistencia constante para hablar de un tema.

Es posible que el desacuerdo no se haya producido, pero algunas de estas señales indican que puede ser inminente. Por ejemplo, la falta de comunicación puede llevar a situaciones de malentendido; cuando hay desacuerdos constantes puede que signifique que hay tensión personal o si detectamos miradas y gestos que no son agradables.

La falta de escucha activa y la impulsividad de las personas son algunos de los motivos por los que se crean conflictos al hablar de un tema banal, por lo que hay que animar al entorno a practicar la inteligencia y gestión emocional, mediante las cuales se pueden controlar los impulsos y se practica la escucha activa.

Trabajar la gestión de las emociones nos aportará grandes beneficios, no solo en las relaciones interpersonales, sino también en nuestro día a día. Nuestros grandes aliados pueden ser algunos cursos de gestión de emociones.

Conflictos interpersonales: cómo resolverlos

Cuando no se puede evitar un conflicto interpersonal, hay que saber gestionarlo bien desde el principio para evitar que vaya a más. Piensa en una bola de nieve, es más fácil romperla cuando todavía es pequeña que cuando se deja rodar y, lógicamente, aumenta su tamaño.

Las cuestiones a tener en cuenta para resolver un conflicto interpersonal requieren de madurez emocional y un entorno colaborativo. Es recomendable evitar eludir el tema y dejar de lado los egos para ver quién tiene razón. Se debe evitar también la actitud compasiva, la de una persona que se sacrifica para evitar que el conflicto vaya a más.  

Vamos a conocer algunos de los métodos para conocer cómo podemos resolver nuestros propios conflictos o los de otros individuos cuando mediamos y ejercemos como unión, como por ejemplo en un grupo de amigos.

  • Impulsa una comunicación asertiva entre las dos partes del conflicto, y utilízala cuando seas tú una de ellas. La comunicación asertiva implica empatía, saber escuchar y exponer tus argumentos de forma respetuosa con la otra persona. Ten en cuenta que no todo el mundo tiene por qué pensar como tú y utiliza ese desacuerdo como una oportunidad para aprender.
  •  Procura dejar las características o hechos subjetivos fuera del conflicto interpersonal y evita que otras personas los pongan sobre la mesa. Hay que analizar la situación con hechos reales.
  • Trata de encontrar puntos de unión entre las partes del conflicto para empezar a trabajar. Explica tu opinión siempre e invita a que el resto lo hagan, no hablar con claridad puede llevar a problemas más profundos como la frustración y que estos aparezcan más adelante creando un nuevo conflicto.
  • Asegúrate de que haces autocrítica e invita al resto de personas a hacerlo. El conflicto es un momento para aprender sobre el resto de personas y también sobre tus propios errores o reacciones excesivas para poder controlarlas la próxima vez.

Recuerda que cada persona entiende las situaciones de conflicto en las relaciones interpersonales de una forma, así como puede conocer cómo actuar ante ellas. Hay quienes quizás necesiten su espacio durante unos segundos, o quienes necesitan más tiempo. Respetar las necesidades ajenas es un primer paso para la solución.

El círculo de influencia y el círculo de preocupación

A la hora de lidiar con los conflictos interpersonales es importante que aprendas a reconocer qué puedes cambiar y qué no, porque no está en tus manos. Esta separación es fundamental para centrar tus esfuerzos en aquellas relaciones o cuestiones en las que tus actos pueden influir.

Esta división se conoce como el círculo de influencia y el círculo de preocupación. El círculo de influencia es aquel donde puedes introducir aquellos problemas que puedes solucionar, en este caso, los conflictos interpersonales en los que consideras que se pueden aplicar algunas soluciones de las que hemos hablado más arriba.

El círculo de preocupación es, sin embargo, un espacio donde están todos tus problemas, incluidos sobre los que no tienes control. Pueden ser problemas de diferentes tipos que te afecten directa o indirectamente, pero para los que no tienes la solución. Es un círculo más grande y abarca dentro de sí el círculo de influencia.

Cuando centramos nuestros objetivos en los problemas sobre los que podemos actuar, mostramos una actitud proactiva hacia ellos, los enfrentamos y nos hacemos responsables de ellos el círculo de influencia logra más espacio y tienes más posibilidades de resolver con éxito ese conflicto.

Los conflictos interpersonales son una problemática que va a existir en la sociedad siempre porque somos inevitablemente seres sociales y en enfrentamiento de percepciones, ideologías, pensamientos va a causar un conflicto. Hay infinidad de causas de conflictos internacionales.

Que existan, sin embargo, no quiere decir que siempre sean negativos. Cuando los conflictos interpersonales se solucionan con un debate, con una proactividad a escuchar, empatizar y compartir visiones se crea una fuente de ideas y conocimientos de la que puedes nutrirte para desarrollarte como persona, asumir que estabas equivocado o corroborar tu posición.

Lo más importante es saber ver el conflicto con perspectiva y no dejar que vaya aumentando, como una bola de nieve, porque es entonces cuando se convierte en negativo. Observa, habla y escucha para lograr entender y solucionar los conflictos interpersonales.