La asertividad, la herramienta más efectiva para la comunicación
La forma en la que te comunicas dice mucho de ti. Seguro que has escuchado esta frase mil veces, pero desde el punto de vista psicológico, tu forma de comunicarte retracta tu personalidad y carácter. Hablamos de la comunicación asertiva.
Cuando hablamos de la comunicación nos referimos no solo a cómo expresamos nuestras ideas a los demás mediante palabras, sino también cómo nos comunicamos internamente y cómo escuchamos al resto para poder comprender sus ideas o sentimientos.
Para que la comunicación pueda ser una herramienta efectiva se considera que tiene que ser asertiva. ¿Qué es esto de la asertividad? Es el punto intermedio entre una comunicación agresiva y una pasiva. Es una habilidad social que se encuentra en este término medio y se considera clave para mejorar la comunicación en general, y dentro de las empresas en especial.
¿Qué es la comunicación asertiva?
La definición de la asertividad tiene tres bases comunicativas que se encuentran en el término medio entre la comunicación agresiva y la pasiva.
- Escuchar activamente a los demás.
- Expresar tu punto de vista y tus deseos.
- Empatía y respeto hacia el interlocutor.
Vamos a ver cada uno de estos puntos de forma más detallada para entender por completo la definición de asertividad.
- Escuchar a los demás de forma activa significa prestar atención a lo que están diciendo y respetar su punto de vista, a la vez que se expresan los de uno mismo de forma honesta y directa.
- Expresar tu propio punto de vista no es lo mismo que imponerlo. Esto es, utilizar fórmulas como “en mi opinión” o “yo creo que” y mostrando respeto a las ideas contrarias a las tuyas. Expresar tus propias opiniones significa también saber decir no cuando, por ejemplo, te piden hacer una tarea que va en contra de tus principios y valores.
- La comunicación asertiva implica también empatía, ponerse en el lugar de la otra persona. Para ello es necesario realizar una escucha activa del interlocutor, con conciencia plena en lo que está diciendo, comprender su punto de vista y ofreciendo apoyo. La empatía se refiere además a poder entender cómo se siente esa persona y actuar en perspectiva.
A los extremos de la comunicación asertiva se encuentran, por un lado, la comunicación agresiva, donde se trata de imponer un punto de vista sin apreciar otras opiniones, y por el otro la comunicación pasiva, donde se intenta complacer al resto de personas sin expresar sus puntos de vista.
También la empatía colinda, al igual que la asertividad, con otros dos conceptos, que son la antipatía y la simpatía. Cuando nos desconectamos de los sentimientos de la otra persona, para protegernos o porque no nos interesa, estamos siendo antipáticos. En ocasiones, es la forma de acorazarnos cuando no nos sentimos lo suficientemente fuertes. La simpatía, por el contrario, puede afectarnos de una forma excesiva y hace que nuestro interlocutor pierda el protagonismo y nos lo ponemos sobre nosotros mismos.
¿Por qué es importante la asertividad?
Hemos mencionado que para que la comunicación sea una herramienta efectiva tiene que ser asertiva. ¿Por qué? Porque es una comunicación respetuosa y que no se deja llevar por la necesidad de complacer a los demás, lo que puede crear mejorar la comunicación desagradables como la apatía, la falta de motivación o la sensación de estar por debajo de los demás.
En los entornos sociales, ya sean personales o laborales, es importante trabajar la asertividad para que las relaciones sean fluidas y agradables, sin roles de dominante ni dominado. Es fundamental crear un clima de confianza en familia, entre amigos o entre compañeros de trabajo en el que todas las opiniones cuenten y sean valoradas, se puedan debatir las iniciativas y se puedan exigir los derechos propios sin miedo a ser juzgados o castigados.
Cuando se es asertivo o se trabaja para comunicar de forma asertiva se consigue además un beneficio personal mayor. Aleja los rencores, se comparten las frustraciones y se disfruta de la sensación de luchar por los derechos de uno mismo.
Con la asertividad se consigue además tener una mente abierta hacia el resto de las personas, aprender a no juzgarlas sino a aceptar sus opiniones y consejos, y aceptarlos cuando pueden ser beneficiosos para ti, y eliminarlos cuando no te convencen sin herir los sentimientos de la otra persona que los está compartiendo contigo.
Consejos para lograr una comunicación asertiva
En un entorno laboral, se puede fomentar esta comunicación mediante team building, juegos de rol que ayudan a empatizar o juegos de scape room, por ejemplo. En el entorno familiar mediante juegos en familia donde la base sea la confianza mutua o reuniones familiares. Se trata de trabajar la comunicación y la confianza entre los integrantes de un grupo.
Aunque algunas personas tienen una actitud asertiva de naturaleza, no es una habilidad con la que todas cuentan. Pero no te preocupes, porque se puede trabajar y puedes desarrollar estas características.
Antes de confiar en el resto de las personas, lo más importante es que tú confíes en ti mismo y sepas comunicarte contigo, con tus necesidades y tus valores. La comunicación interna y el autoconocimiento son fundamentales para poder ejercer una comunicación asertiva.
Cuando conoces qué quieres en cada momento, conoces tus límites y sabes reconocer las emociones que te produce una situación concreta, puedes expresarlas al resto y hacer que estos las valoren. Parece evidente, pero a veces podemos pensar que queremos algo cuando realmente nos lo han impuesto.
Es por esto que una de las claves para desarrollar una comunicación asertiva es la de desaprender algunas limitaciones que nacen de creencias incorrectas que no nos permiten expresarnos. Como siempre, la comunicación es bidireccional por eso es importante que tanto nosotros como la persona a la que nos dirigimos seamos asertivos y empáticos.
Ya hemos visto los primeros pasos para empezar a practicar una comunicación asertiva, que termina convirtiéndose en una personalidad, una forma de vida y hasta una filosofía. Estos son algunos otros consejos para seguir trabajando en ello:
- Aprende a marcar límites claros, sin dejar que otras personas invadan tus valores o tu espacio. Son unas reglas personales que guían a nuestro entorno a la hora de saber establecer una relación con nosotros.
- Sé consciente de tus propios problemas, no pienses que nadie los va a solucionar por ti. Asumir tus responsabilidades implica que confías en que las puedes completar y cuando hay algo en tu vida que no te gusta, es bueno que tengas la iniciativa de cambiarlo.
- Expresa tus deseos, necesidades y sentimientos. No esperes a que nadie entienda con indirectas lo que necesitas y deseas, porque si no lo hace te decepcionará. No pretendas nada y no creas que algo está claro sin necesidad de decirlo, exprésalo de buenas maneras. Estas acciones te llevarán además a estar satisfecho contigo mismo.
- No pienses que eres responsable de cómo se sienten el resto de personas. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que seas antipático, o que tengas que aplicar tu voluntad para dirigir su comportamiento, pero que tampoco dejes que estas voluntades sean más importantes que las tuyas.
- Toma en consideración que esta actitud te traerá consecuencias, porque no todo el mundo practica una comunicación asertiva. Abraza esas consecuencias y utilízalas seguir aprendiendo que es contraproducente tener ciertos comportamientos.
La asertividad te permite deshacerte de responsabilidades que no te pertenecen, de cargas emocionales que provienen de situaciones en las que no has podido decir qué necesitabas o querías, y de frustraciones por no conseguir respetar tus propios valores y límites.
La comunicación asertiva permite que las ideas entre las personas dentro de un mismo grupo fluyan de forma natural y que las relaciones estén exentas de emociones desagradables que pueden condicionar la productividad