Los conflictos más habituales en las relaciones interpersonales: cuáles son y cómo afrontarlos
Los seres humanos estamos continuamente relacionándonos unos con otros. Ya sea por deseo, por gusto o por obligación, mantenemos relaciones interpersonales con muchas personas y es normal, por lo tanto, que haya también conflictos. Puede ser un “rocecillo” fácil de solucionar, como un conflicto más severo que puede complicar una relación.
No importa, sin embargo, lo complicado que sea el desencuentro, porque siempre nos puede afectar a nuestro día a día, nuestro estado de ánimo o nuestra forma de entender las cosas.
Es cierto que, cuanto más grande sea el conflicto, más nos puede afectar, pero, a veces, el desencuentro más insignificante puede también crearnos emociones desagradables y alterarnos nuestra vida y desarrollo personal. Saber gestionar los conflictos, tratar con personas tóxicas y controlar nuestras propias emociones son características fundamentales para prevenir conflictos interpersonales y saber cómo actuar cuando nos encontramos con uno, ya seamos parte implicada de él, o creamos que podemos ayudar a resolverlo desde fuera.
Tipos de conflicto en las relaciones interpersonales: según los participantes
Los conflictos en las relaciones interpersonales puedes ser de muchos tipos. Depende de las personas implicadas en el desencuentro o de las razones de este. Lo que está claro es que, sea como sea, los problemas de relaciones humanas están presentes en todos los ámbitos del día a día: desde el trabajo, hasta las relaciones sociales y personales.
Vamos a ver los tipos de conflicto que existen según los participantes y el contenido de este, que son los más habituales. Empecemos por conocer los conflictos de relaciones interpersonales según los participantes.
- Conflicto intrapersonal. Es un conflicto individual, que se da de manera interna dentro de cada persona. El origen de estos conflictos intrapersonales pueden ser pensamientos o emociones, cambios de rumbo en la vida o las decisiones que se tienen que tomar. Pueden ser cuestiones rutinarias como qué ponerse hoy o si hacer deporte o no, pero pueden conllevar problemas emocionales más complicados como angustia existencial.
- Conflicto interpersonal. Es el que ocurre en las relaciones interpersonales, el propio de la interacción entre seres humanos. Son muy habituales porque los motivos del estallido del desencuentro pueden ser cientos: desde un malentendido, hasta una acción que produce molestia o una conversación que termina en discusión. Estos conflictos se dan entre dos amigos, en una pareja o con familiares, por ejemplo, por tener valores o puntos de vista diferentes respecto a un tema.
- Conflicto intragrupal. Es aquel que, como su propio nombre indica, se da entre los miembros de un mismo grupo o equipo. Este tipo de conflictos repercuten en todos los miembros del equipo y en la organización del equipo en sí, porque puede desestabilizar el buen curso del trabajo grupal. Este tipo de conflictos pueden ser además detonantes de más desencuentros. Por ejemplo, dentro de un equipo de trabajo, cuando dos personas no están de acuerdo sobre la organización de este y el resto de compañeros empiezan también a posicionarse a favor de una u otra parte.
- Conflicto intergrupal. Es el conflicto de relaciones interpersonales que más gente puede llegar a implicar porque se da entre dos grupos de personas. Suelen tener como detonante motivos específicos como la ideología o las disputas por ocupar terreno o espacio concreto. Algunos ejemplos podrían ser: por ideología, seguidores de dos partidos políticos opuestos; por ocupar un terreno o espacio, trabajadores de dos empresas por dominar un mercado concreto o por acusaciones de plagio para posicionarse en un mercado. En la vida social podría darse entre aficionados de dos equipos deportivos, por ejemplo, o entre dos grupos de amigos con diferentes opiniones sobre un tema.
Tipos de conflicto en las relaciones interpersonales: según su contenido
Además, el contenido de estos conflictos en las relaciones interpersonales puede variar y se pueden dividir tipos de conflictos también según esta condición.
- Conflicto relacional. Es el conflicto más habitual entre dos personas y suele ocurrir por roces del día a día, malentendidos o falta de comunicación. Puede ser entre parejas, amigos o familiares.
- Conflicto de intereses. En este conflicto entran en juego la motivación y las necesidades de una persona para enfrentarse a otra. Lucha por conseguir algo que le interesa y eso puede crear un conflicto con el interlocutor. Por ejemplo, cuando alguien quiere una subida de sueldo, pero no se lo quieren conceder dentro de una empresa.
- Conflictos éticos y de valores. Este conflicto viene condicionado por la cultura y entorno en el que cada parte del conflicto ha vivido. La diferencia en la educación, el entorno familiar o la ideología de una persona afecta a las relaciones interpersonales.
- Conflicto de liderazgo y poder. La lucha por el poder es uno de los detonantes de conflicto más habituales en la historia del ser humano, siempre hay gente que quiere arrebatar el poder a otras personas ya sea en una empresa, en una organización social o en un grupo de amigos. Los líderes, según el tipo que sean, pueden crear desconfianza o malestar entre sus seguidores, y estos pueden querer arrebatarle el poder cuando consideran que está haciendo un uso excesivo de este.
- Conflictos de personalidad. Por último, los conflictos que pueden ser más complicados de evitar y enfrentar, los que se crean por la manera de ser de las personas. Cuando no se congenia con otra persona, cuando no se comparte nada con ella, lo más probable es que haya conflictos.
Cómo afrontar un conflicto
A pesar de ser habituales en las relaciones interpersonales, e incluso en la relación intrapersonal, los conflictos no son plato de buen gusto. Nos pueden producir frustración, tristeza, enfado… Saber afrontar estos conflictos es una de las claves para poder poner una solución al desencuentro, aprender a hacer reflexiones positivas sobre la situación y siempre salir reforzado personal y en la relación con la otra u otras personas.
Para ello es fundamentar cumplir varias características:
- Tener autocontrol de nuestras propias emociones y no dejarnos llevar por ellas. Tratar los secuestros emocionales cuando nos enfrentamos a una situación difícil para no empeorarla.
- Aprender a tolerar las críticas y verlas como una posibilidad de mejorar. Es importante no entender las críticas como un ataque personal, sino como la opinión de otra persona para ayudarte a ser mejor, para ello es fundamental tener una autoestima alta y dominar las habilidades comunicativas.
- Saber decir que no, parar los pies a alguien, cuando no te sientes a gusto con su opinión o cómo te está haciendo sentir. ¿Te suena eso de “es mejor prevenir que curar”? Pues este es un momento para aplicarlo.
- Saber cómo tratar con las personas tóxicas, conocer cómo detectarlas y saber cómo responderles para decidir si quieres o no seguir formando parte de su círculo. Si decides hacerlo, es importante que conozcas cómo protegerte ante ellas.
La forma en la que respondes a los conflictos en las relaciones interpersonales condicionará en efecto que tienen en ti. Es normal que un desencuentro te haga sentir emociones desagradables, pero saber gestionarlas te llevará por el camino del desarrollo personal. Aprender a vivir en sociedad es fundamentar para crecer como persona y llegar a cumplir tus metas vitales.