ponerse en el lugar del otro

Ponerse en el lugar del otro: ejemplos de qué significa la empatía

La empatía es una característica de las habilidades sociales personales que permite comprender los sentimientos de otra persona y establecer una relación de confianza y seguridad con esta. En el proceso de la empatía están también implicados la escucha activa y el lenguaje no verbal, así como la inteligencia emocional y el autoconocimiento.

Para lograr ser empático es fundamental comprender y detectar primero nuestros propios sentimientos. Cuando conocemos qué sentimos y cómo lo sentimos, somos capaces de detectar esas sensaciones también en otras personas. En cambio, si creemos entender a otras personas porque nos producen preocupación o lástima, e intentamos desde el desconocimiento ayudarles a mejorar su situación, estamos siendo simpáticos o estamos sintiendo compasión.

La empatía es una característica con la que se puede nacer o no, pero que se puede trabajar para mejorar. En este artículo te vamos a explicar qué características tiene una persona empática y algunos ejemplos de empatía para que comprendas qué es ponerse en el lugar del otro.

Características de una persona empática

La empatía es una virtud que se trabaja mediante la gestión emocional, el desarrollo personal, la inteligencia emocional o el autoconocimiento, entre otras aptitudes. Es una habilidad que una persona desarrolla a lo largo de su vida, por eso se dice que no tiene inicio, pero tampoco fin.

Las habilidades de una persona que sabe empatizar son variadas. Igual que decimos siempre, cada cual mira la vida desde un prisma diferente y percibe el entorno de forma totalmente personal, profundo e individual. En general, algunas de las características que comparten las personas que pueden ponerse en el lugar del otro son las siguientes:

  1. El autoconocimiento personal de sus propias emociones. Tienen la capacidad de comprender sus emociones y ello les conduce a poder entender también las del resto de personas. Ha pasado por un proceso previo de autoconocimiento y conciencia emocional. Saber qué significa la empatía conlleva, primero, un conocimiento personal.
  2. Tienen un gran sentido de la sensibilidad que les ayuda a comprender la situación del resto de personas. Esto puede perjudicarles, en algunas ocasiones, porque sienten la obligación moral de involucrarse en conflictos que no les atañen, por eso es fundamental conocer hasta dónde tiene que llegar la empatía para no caer en compasión o simpatía.
  3. Practican una escucha activa. De esta forma prestan atención a su interlocutor con los cinco sentidos y tienen la capacidad de comprender no solo lo que la otra persona dice mediante las palabras, sino también con su lenguaje corporal: los gestos, la mirada, los silencios…
  4. Son personas tolerantes y alejadas de los extremos. Saben respetar las decisiones ajenas, aunque no estén de acuerdo con ellas. Saben reconocer que no todos los asuntos son negro o blanco, y se colocan en el centro de la escala de colores. La falta de empatía lleva, en ocasiones, a faltas de respeto e intolerancia.
  5. Son capaces de aplicar una comunicación pasiva cuando creen que es el momento. Pueden llegar a dejar de lado sus propios deseos y opiniones para comprender y apoyar a su interlocutor.
  6. Saben hacer un buen uso de sus palabras para reducir al máximo el impacto negativo que estas pueden ocasionar en su interlocutor. Miden sus palabras e intentan hablar de manera que la otra persona no se pueda llegar a sentir herida por su forma de comunicarse o las palabras que utiliza.

Aunque puede que liguemos la empatía sólo a las emociones desagradables, se pueden aplicar a todos los sentimientos, también cuando son agradables. Saben comprender la tristeza y adaptar su forma de actuar ante ella, pero también la alegría.

Ejemplos de empatía: ponerse en el lugar del otro

Para comprender mejor qué significa empatía, vamos a ver algunos ejemplos de cómo se puede poner en el lugar del otro.

  • En un grupo de trabajo hoy es el día de entrega de un proyecto y, aunque ha sido una tarea de equipo, hay un pequeño conflicto entre dos personas. La primera de ellas, María, le dice a Juan que su parte del trabajo no está bien hecha. En ese momento Juan explica que ha tenido un problema y explica cómo se le había complicado el día anterior. María escucha con atención la historia, la comprende y, aunque ella piensa que habría actuado de otra manera si hubiera estado en esa situación, tiende la mano a Juan para ofrecerle ayuda.
  • Cuando estás viendo una serie o estás leyendo un libro en el que hay varios personajes y, casi sin darte cuenta, te sientes reflejado con uno de ellos. Comprendes sus emociones, te sientes cercano a ese personaje. Seguro que se te ocurren varios ejemplos; estás siendo un ejemplo de empatía.
  • Ofrecerse a escuchar a alguien cuando sentimos que no está teniendo un buen día. Esos días en los que percibimos la tristeza de alguien y nos interesamos por cómo se siente, le ofrecemos nuestro interés y le hacemos preguntas para que exprese todo lo que siente.
  • Cuando una persona te cuenta que ha sido ascendida, que ha encontrado pareja o que está viviendo un momento de alegría plena. Sientes cómo también tu nivel de alegría aumenta y compartes con ella una celebración, aunque tú estés pasando, o no, también un buen momento vital.  
  • Gestos como coger de la mano a alguien, poner tu mano sobre su hombro, dejarle espacio o compartir su silencio.

Un ejemplo histórico de qué significa empatía lo dio Gandhi con su ya famosa frase: “Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”.

Además de ejemplos de empatía, hay ejemplos de lo que no es la empatía. Estos son esas situaciones en las que actúas por simpatía o compasión, o te apoderas de los sentimientos de la otra persona minimizandolos. Estas son algunas situaciones de no empatía.

  • Utilizar frases como, “también me pasó a mi el otro día, lo olvidarás rápido”, “no es para ponerse así”, “lo que te pasa es que…”, por ejemplo.
  • Contar una historia parecida que te ha pasado a ti, sin dejar que tu interlocutor termine la suya. Es un acto que no esconde una mala intención, sino un impulso por ayudar a la otra persona. Esto, sin embargo, no es comprenderla sino buscar una solución, por lo que se trata de compasión.
  • Ofrecerle soluciones que no sabes si funcionan o hacerle recomendaciones que tú no conoces.
  • Hacer que la persona esté distraída con otro asunto para que no piense en las emociones que están condicionando su estado de ánimo. De esta forma, solo consigues que oculte esos sentimientos y no tenga la confianza como para contártelos.
  • Hacer otras cosas mientras una persona te está contando cómo se siente.

Ponerse en el lugar del otro es comprender lo que te está expresando y hacerle saber que tu intención es apoyarle en todo momento. Demostrarle que puede tener la confianza para decirte cómo se siente y que no va a ser juzgado. La empatía es ponerse en el lugar del otro para caminar junto a él, pero no redirigir sus pasos. Dejar que descubra ese sentimiento y hacerle ver que no está solo.