escucha activa

¿Qué es la escucha activa?

“Hola, ¿me estás escuchando?”. Seguro que te suena esta frase, ¿cuántas veces te la habrán dicho? A lo largo de tu vida te habrás dado cuenta de que no es lo mismo oír que escuchar, y que entre los dos conceptos hay una diferencia prácticamente abismal.

Escuchar un murmullo cuando una persona te está contando una anécdota no es escuchar, es oír, y se conoce también como escuchar de forma pasiva. Y, si hay una forma pasiva, tiene que haber, claro, una forma activa. Pues sí.

¿Qué es la escucha activa? Se trata de dedicar los cinco sentidos a entender lo que una persona te está contando. Mientras te habla, estás prestando atención y procesando todo lo que te cuenta, también de forma no verbal. Así, la escucha activa hace que recojas una información completa y en profundidad teniendo en cuenta la comunicación verbal y corporal.

Definición

Para analizar qué es la escucha activa y, sobre todo, para descubrir si la practicas, vamos a empezar por conocer cómo se define. Ya hemos dado las primeras pistas sobre ella, pero vamos a profundizar más.

La escucha activa es una forma de comunicarnos en la que se pretende hacer saber a nuestro interlocutor que estamos atendiendo a sus explicaciones y las estamos comprendiendo. Es la forma de escuchar no solo con las orejas, sino también con los ojos, la mente, el corazón y la imaginación, según explicó el creador del concepto, Carl Rogers.

Aunque parezca que no, los seres humanos pasamos mucho tiempo concentrados más en nuestros pensamientos que en las palabras y gestos de otras personas cuando nos están hablando. Es posible que, aun así, nos estemos enternado de lo que nuestro interlocutor nos cuenta, pero recibimos la mitad de la información porque, precisamente, decicamos la mitad de la atención. 

Una escucha activa implica un esfuerzo por parte del receptor, en el que está escuchando y leyendo con conciencia la información que recibe mediante las palabras y los gestos corporales. Además, requiere también un proceso de aceptación, clasificación y retroalimentación.

El proceso que define la escucha activa: aceptación, clasificación y retroalimentación

Como hemos dicho, la acción de oír se refiere a una forma pasiva de percibir las palabras de un interlocutor, sin que ello conlleve prestar atención a lo que está diciendo. Escuchar, sin embargo, conlleva un proceso en conciencia de captar, atender e interpretar lo  que está comunicando la otra persona. 

Este proceso de escucha activa pasa por tres situaciones: 

  1. Aceptación: el momento en el que se escucha qué está comunicando, se lee lo que dicen sus gestos corporales y se procesa sin juzgar y dejando de lado los prejuicios.
  2. Clasificación e interpretación de la información: se lleva a cabo un proceso de separar la información de contenido y la información relacional, la que está unida a las emociones, presente en todas las comunicaciones. 
  3. Feedback o retroalimentación: demostrar al interlocutor que hemos escuchado o estamos escuchando su relato con atención. Para ello existen algunos indicadores como el parafraseo, las preguntas o las respuestas mínimas como “mmm sí”, “ahá”, o “entiendo”, por ejemplo. 

El proceso de la escucha activa comienza desde nuestra disposición emocional y de conciencia para escuchar y entender a otra persona, y termina cuando nuestro interlocutor sabe que hemos escuchado su relato. 

En la escucha activa juegan un papel fundamental el respeto, saber dejar de lado los prejuicios, no juzgar, la empatía y la inteligencia emocional. Requiere de un esfuerzo a conciencia que es recompensado con un mayor bienestar en las relaciones interpersonales y, por ende, en el bienestar personal

Características de la escucha activa

Hay algunas características generales que ayudan en la definición de qué es la escucha activa. Son métodos de escucha que llevan a cabo las personas que practican este tipo de comunicación. 

  • No hacer interrupciones cuando la otra persona nos está hablando. Esto es fundamental para mostrar que toda tu atención está en lo que te está contando y no tienes la cabeza en otros asuntos.
  • Prestar atención también al lenguaje corporal, a sus gestos, su mirada, su postura…
  • No dar consejos que no han sido pedidos y no contar una historia propia que te ha recordado a la suya mientras hablaba.
  • Escuchar desde la tolerancia y la comprensión. Cuando practicas la escucha activa es necesario dejar de lado los juicios y prejuicios.
  • Se tiende a hacer preguntas para conocer su historia más en profundidad.
  • Se da una respuesta, ya sea verbal o no: se puede parafrasear, decir alguna palabra, asentar con la cabeza, sonreír… 

Estas son solo algunas de las características generales para definir qué es la escucha activa. Al fin y al cabo, se trata de que cada persona muestre a su manera que está prestando atención, que está comprendiendo y que se está involucrando en la conversación. Puedes también mejorar la escucha activa y disfrutar de relaciones interpersonales más beneficiosas.

Por qué es la escucha activa tan importante en la comunicación

A todos los seres humanos nos gusta sentirnos escuchados, pero, en ocasiones, nos gusta más hablar de nosotros mismos. Cuando practicamos la escucha activa le estamos dando a la otra persona la confianza que necesita para que, más allá de las palabras, pueda expresarnos sus sentimientos.

Es difícil encontrar a esa persona con la que abrirte sin miedo a ser juzgado o sin la sensación de sentirte ignorado. Cuando lo haces creas confianza con ella, y,  por un lado, te abres a contar lo que sientes en voz alta para relativizar esos pensamientos. Por otro lado, logras crear cercanía y conexión para hacerle saber que puede contar contigo para hablar de sus pensamientos, sentimientos y emociones. 

Practicar la escucha activa en la comunicación es fundamental porque creas mejores vínculos, expresas tus emociones y aprendes a reconocer las del resto de personas. Cuando las personas se escuchan y se saben entender es más fácil evitar conflictos.

Saber escuchar, además, forma parte del desarrollo personal porque conlleva trabajar la inteligencia emocional, la gestión de las emociones propias, el autoconocimiento y autocontrol, o la empatía, como ya hemos comentado anteriormente. Es un ejercicio que te enseña a valorar los gestos, las miradas, el entorno, las emociones y el mensaje, más allá que solo las palabras porque estas pueden no expresar una información completa.

Tratar de definir y entender qué es la escucha activa es, sin duda, una actividad complicada. Es precisamente por esto por lo que te animamos a que empieces a practicarla, así descubrirás de primera mano todos los beneficios que puede aportar en tus relaciones personales.